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Chile: revelan red de espionaje de Pinochet


A través de sus organismos de inteligencia, Pinochet utilizó a periodistas para "festinar" con una visita de la CIDH a Chile.
A través de sus organismos de inteligencia, Pinochet utilizó a periodistas para "festinar" con una visita de la CIDH a Chile.

Archivos inéditos muestran que la dictadura realizó operaciones en varios países y se contactó con el Vaticano para acallar denuncias de la Iglesia.

La policía secreta de la dictadura del fallecido general Augusto Pinochet en Chile lideró una red de espionaje dentro y fuera del país, según revelaron documentos hasta ahora secretos.

Archivos inéditos a los que tuvo acceso la Agencia Alemana de Prensa (dpa), citados en el medio digital chileno El Mostrador, muestran diversas acciones de los organismos de inteligencia de Pinochet para acallar a los opositores, coordinar investigaciones y relativizar las denuncias de violaciones de derechos humanos.

Durante la dictadura, que comenzó en 1973 y terminó en 1990, el general Pinochet tuvo dos organismos de inteligencia: primero la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), que más tarde fue reemplazada por la Central Nacional de Informaciones (CNI). Ambas organizaciones fueron responsables del arresto, tortura y desaparición de miles de chilenos.

Según estos nuevos archivos, las dos entidades de inteligencia se comunicaban a diario con ministros y autoridades de gobierno para coordinar operaciones en todo el mundo. El general Manuel Contreras, quien era director de la Dina y que hoy cumple condenas de cárcel en Chile, tenía potestad para investigar a los funcionarios de gobierno.

La policía secreta además manejaba archivos de todas las personas que había detenido y de aquéllas a las que estaba persiguiendo, información que enviaba a cualquier ministerio que la solicitara.

Los archivos inéditos también revelan que en junio de 1975 el general Contreras dirigió una operación para “realizar una campaña de acción psicológica abierta y clandestina” ante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a Chile. Contreras envió un plan a todos los ministros de Estado y jefes de servicio y les indicó que ante a cualquier duda lo contactaran.

El plan incluía el uso de ciertos periodistas, cuyos nombres no son revelados, para “festinar” con la visita de la CIDH, así como campañas en donde se condenaran los problemas de derechos humanos en otros países, como Cuba, Rusia, Vietnam y la Unión Soviética. A modo de distracción, el proyecto también planeaba un partido de fútbol entre las selecciones de Chile y Brasil.

Desde 1978, la CNI, el órgano que reemplazó a la Dina, impulsó operaciones en Argentina, Bolivia y Brasil a través de las embajadas chilenas en esos países. También se realizaban seguimientos a cientos de corresponsales dentro y fuera de Chile.

En sus intentos por desacreditar a los opositores, aparece Alberto Cardemil, hoy diputado por Renovación Nacional, el partido en el que milita el presidente Sebastián Piñera. Cardemil era en ese entonces subsecretario de Interior y envió a la Cancillería información sobre los funcionarios que trabajaban en la Vicaría de la Solidaridad, entidad defensora de los derechos humanos liderada por la Iglesia Católica.

Los archivos también revelan conversaciones con el Vaticano para neutralizar las voces de la Iglesia que denunciaban las violaciones a los derechos humanos.
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