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Cámara de Diputados de Uruguay aprueba adopción homosexual


Franco, Pía y Mahiara son los hijos de Daniel Melo y Walter Martínez que ahora podrán ser adoptados por la pareja.
Franco, Pía y Mahiara son los hijos de Daniel Melo y Walter Martínez que ahora podrán ser adoptados por la pareja.

El proyecto de ley fue aprobado con 40 votos a favor y ahora pasará a la Cámara de Senadores. Uruguay está cerca de ser el primer país en América Latina que da vía libre a la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

Cuando el uruguayo Daniel Melo atendió el teléfono, dijo que estaba preparando una cena “íntima pero llena de alegría”. Una de sus hijas María Pía, de dos años, jugaba a sus pies. Al fondo, se oían los ladridos de un perro.

“Vamos a festejar en familia, que es lo que somos”, aseguró Melo, cuyo teléfono no paró de sonar a lo largo del día.

Periodistas, políticos, amigos y familiares llamaron a la casa de familia para entrevistar o para felicitar a Melo y a su pareja, Walter Martínez, que viven en Maldonado con los tres hijos que tienen en régimen de tenencia.

Ahora tendrán la oportunidad de adoptarlos. La Cámara de Diputados de Uruguay aprobó el jueves un proyecto de ley que da vía libre a la adopción por parejas homosexuales.

El proyecto ya había sido aprobado por el Senado, pero como se le hicieron algunas modificaciones, regresará para una segunda lectura. Se da por descontado que será aprobado, según explicó Daniela Paysée, diputada del gobernante Frente Amplio.

De ser así, Uruguay sería el primer país en América Latina en legalizar la adopción por parejas homosexuales.

“Estoy totalmente de acuerdo con la adopción por parte de parejas homosexuales”, dijo Paysée a la Voz de América. “Forma parte de una política de derechos pensando en el niño como sujeto de derecho. Deben estar con quien los ame”, aseguró.

El proyecto fue votado por la Cámara de Diputados con 40 votos a favor y 13 en contra.

La mayoría de los votos a favor fueron de diputados del partido de gobierno Frente Amplio, que tiene mayoría parlamentaria. Los diputados de los opositores Partido Nacional y Partido Colorado votaron en contra, salvo alguna excepción.

El proyecto de ley generó polémica en algunos sectores sociales de Uruguay.

La Iglesia Católica y algunas organizaciones alzaron sus voces contra la posibilidad de que parejas del mismo sexo adopten. A principios de agosto, el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, dijo que el proyecto violaba los derechos de los niños.

“El tema de la adopción de niños por parte de uniones homosexuales no es un tema de religión, de filosofía o de sociología. Es algo que refiere esencialmente al respeto de la misma naturaleza humana”, dijo el arzobispo en un comunicado, según publicó el periódico El País.

Asimismo, Néstor Martínez, vocero de la Coordinadora Nacional por la Vida, dijo este jueves a El País que el proyecto es “un retroceso y un atentado a los Derechos de los Niños”.

“A mis papás no los cambio por nada”

Los cónyuges o concubinos que quieran adoptar deberán tener al menos cuatro años de vida en común, según el texto del proyecto de ley.

La unión concubinaria de personas de igual o distinto sexo fue aprobada en 2008 en Uruguay, de manera que las parejas deberán esperar un tiempo antes de poder adoptar niños.

“Qué me importa esperar unos años más, ya esperé tanto tiempo”, dijo Daniel Melo.

Melo está en pareja con Walter Martínez hace 15 años. Ellos fueron la primera pareja homosexual en legalizar su situación como unión concubinaria en el país en 2008, según dijo Melo.

No obstante, tienen tres hijos en régimen de tenencia desde mucho antes. Su hija más grande se llama Mahiara y tiene 16 años. Franco, el primero en ser tomado por la familia, tiene 14 años y María Pía tiene dos años. Una cuarta hija falleció a los pocos días de nacer.

Melo dijo que él y sus hijos tienen una relación muy fluida con los familiares de los niños. “Con todos tenemos una relación bastante cercana. Mis hijos saben de dónde vienen, nunca nos separamos ni pretendemos separarlos de su familia”.

Aseguró, además, que jamás se sintieron discriminados en la comunidad donde viven en Maldonado, salvo por la Iglesia Católica en las declaraciones públicas que ha hecho contra la adopción por parte de parejas del mismo sexo.

Su hijo Franco dijo al teléfono que estaba “muy contento” con la aprobación del proyecto de ley y que muchos amigos del liceo lo felicitaron.

Como buen adolescente, es un joven de pocas palabras. Pero antes de colgar, acotó: “A mis papás no los cambio por nada”.

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