El presidente de Bolivia, Evo Morales, pidió ayuda a la Organización de los Estados Americanos para que difunda “la verdad” sobre la reforma de la Carta Magna de Bolivia, que irá a referéndum el 25 de enero de 2009.
En su primera visita a Washington desde que asumió como mandatario en 2006, Morales también pidió a la OEA que acompañe el proceso de implementación de la Constitución.
"No tengo mucho miedo sobre la aprobación, sí una preocupación acerca de la implementación, la aplicación" de la nueva Constitución, dijo Morales.
Era una visita muy anticipada y controversial, ya que las relaciones entre Bolivia y Estados Unidos han empeorado en parte por la reciente expulsión del embajador estadounidense y la decisión de Morales de suspender el trabajo de los agentes estadounidenses antidrogas en el país.
El líder izquierdista había dicho anteriormente que esperaba que las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia mejoren.
Sin embargo, ante la OEA, Morales criticó las “venganzas políticas de EE.UU.”, y dijo que esa nación no tiene la autoridad para definir cuáles son los países que están luchando contra el narcotráfico eficazmente.
El mes pasado, el gobierno estadounidense canceló las preferencias arancelarias de Bolivia por no cooperar con ellos en la lucha contra el narcotráfico.
El proceso de certificación de Estados Unidos tiene que terminar, dijo Morales.
El mandatario boliviano acusó además a Estados Unidos de promover ataques de terrorismo e impulsar las protestas violentas que se dieron hace semanas en su país.
Mientras Morales pronunciaba su discurso, un grupo de 40 manifestantes se reunió frente a la sede de la OEA para protestar su presencia.
Los manifestantes eran bolivianos residentes en Estados Unidos. Muchos de ellos son originarios de Santa Cruz, uno de los departamentos que más ha protestado contra el gobierno de Morales.
Elmer Herrera, un indígena que vive en Estados Unidos hace 14 años, dijo que Evo Morales no lo representa a él, ni a su comunidad.
