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El ABC del sistema electoral en Estados Unidos


En Estados Unidos, un candidato presidencial puede tener la mayoría del voto nacional popular y aún así perder las elecciones.

Fue lo que ocurrió en el 2000, cuando el candidato demócrata Al Gore perdió frente al republicano George W. Bush aunque tenía la mayoría del voto popular.

Bush no sería el candidato más “popular” pero fue el que ganó la mayoría de los votos electorales. Así llegó a la Casa Blanca.

Para la gente de países donde la votación presidencial es directa, o sea, donde el presidente gana por voto popular, la contienda electoral estadounidense genera cierta confusión.

Pero es una carrera interesante de entender, ya que suele ser muy reñida en un grupo de estados cruciales donde los candidatos vuelcan todo su esfuerzo y dinero.

El proceso funciona de la siguiente manera: Las personas van a las urnas y votan por su candidato. Pero los que formalmente eligen al presidente son los “electores”.

Hay un total de 538 electores en Estados Unidos. Cada estado tiene derecho a un número determinado de electores según la cantidad de diputados que ese estado tenga en el Congreso.

Los estados más poblados tienen más diputados que los menos poblados, ya que son elegidos por representación popular. Por ende, los estados más poblados tendrán más electores.

A su vez, todos los estados tienen dos senadores en el Congreso, por lo cual cada estado tiene asegurado dos electores.

Por ejemplo, California tiene 55 votos electorales: 53 electores por la cantidad de diputados que ese estado tiene y dos electores por los senadores.

Texas tiene 34 votos electorales, porque tiene 32 diputados y dos senadores.

Carolina del Sur, que es un estado menos poblado, tiene ocho votos electorales, seis por los diputados y dos por los senadores.

Pulse aquí para ver un mapa que detalla la cantidad de votos electorales por estado: Slate Magazine

En la carrera por la presidencia, el candidato demócrata o republicano tiene que pelear por ganar la mayoría de los votos en cada estado, y no por el voto nacional popular (aunque, por lo general, el ganador tiene la mayoría del voto popular).

El candidato que gane la mayoría en un estado se lleva todos los votos electorales que ese estado tenga.

Por ejemplo, si Obama gana en California, se lleva los 55 votos electorales que ese estado tiene, y si gana Carolina del Sur se lleva los ocho votos electorales.

En Ohio, ganaría 20 votos electorales y en Florida ganaría el total de los 27 votos electorales que ese estado tiene.

Los estados de Maine y Nebraska son los únicos estados que reparten los electores en proporción a la cantidad de votos correspondientes a distritos congresionales que cada candidato ganó, más otros dos por el estado en su totalidad.

Técnicamente, los electores están comprometidos a votar por el candidato que ganó en su estado, pero podrían cambiar su voto si así lo quisieran.

Pero históricamente son contados los casos en los que un elector votó por otro candidato, y hay estados que establecen penalidades si un elector decide ir contra la norma.

El candidato presidencial ganador es el que se lleva la mayoría de los votos electorales: 270.

Cuáles son los estados cruciales

En los canales de noticias, los reporteros despliegan mapas de Estados Unidos y analizan los votos por estado como estrategas de guerra.

Los estados donde la victoria de los demócratas está asegurada están coloreados de azul. Los republicanos de rojo.

Ver mapa electoral: Encuesta de CNN/Time Magazine

Hay estados donde la victoria de un candidato u otro ya está pre-anunciada: California es de los demócratas, Texas de los republicanos.

Pero hay un grupo de estados donde la elección suele ser más reñida y no hay un ganador seguro.

Esos son los llamados “battleground states” o estados reñidos, porque son los que pueden determinar la victoria del candidato.

Por más que alguno de esos estados cruciales tengan pocos votos electorales, si ninguno de los dos candidatos tiene una ventaja significativa la elección será definida por los votos de esos estados.

Hay estados que tradicionalmente han sido cruciales para definir la elección: Ohio, Pennsylvania, Florida, Wisconsin, Iowa, Michigan y Colorado, por nombrar algunos.

Para ver otros estados reñidos, pulse aquí: Washington Post

Hay otros estados que recién en esta elección pasaron a ser más disputados. Tal es el caso de Virginia, un estado que históricamente ha sido de color rojo vivo, pero que ahora se inclina más hacia los demócratas.

Según la última encuesta de CNN, Obama tiene el 51 por ciento de los votos y McCain el 29 por ciento. Si ganara Obama, se llevaría 13 votos electorales.

A medida que se acercan las elecciones, que un estado pase de rojo a azul o de azul a rojo puede definir la victoria hacia la Casa Blanca.

Para aprender más sobre el sistema electoral estadounidense, pulse aquí: Portal del gobierno de Estados Unidos

¿Un sistema anticuado o justo?

En Estados Unidos, el sistema de voto indirecto tiene sus detractores y partidarios.

Los que están a favor del sistema de voto indirecto utilizado en Estados Unidos dicen que es el sistema que mejor representa los valores del federalismo, ya que cada estado tendrá su peso en las elecciones por más chico que sea.

“Si la elección fuera por voto directo, los estados grandes dominarían la elección ya que tienen la mayoría de los votos, y los candidatos no le prestarían atención a los estados chicos”, dijo Richard Benedetto, un periodista político con casi 40 años de experiencia y uno de los fundadores del periódico USA Today.

Benedetto explicó a la Voz de América que hay estados chicos que son importantes para los candidatos cuando las elecciones son más reñidas. Sus votos electorales, por pocos que sean, pueden llegar a definir la elección presidencial.

“Hay estados como Colorado, Nuevo México y Nevada que no son particularmente grandes pero allí los votos están muy divididos entre los candidatos, por eso son cruciales”.

Para John Sides, un politólogo de la George Washington University, el sistema de voto indirecto es anticuado y no le da ningún beneficio extra a la democracia estadounidense.

“Es un sistema que fue diseñado hace 200 años”, dijo a la Voz de América. “La intención, en su momento, fue la de balancear el poder entre los estados chicos y los grandes. ¿Pero por qué los estados deben ser una consideración relevante cuando pensamos en la calidad de nuestra democracia e importarnos más que el voto por persona?”

Federica Narancio, para la Voz de América.


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