El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, calificó como “una conspiración contra la democracia”, los ataques explosivos, en Karachi, que mataron a por lo menos 133 personas y casi terminaron con la vida de la ex primer ministra Benazir Bhutto, horas después de que ella regresara, el jueves, de un exilio auto-impuesto.
El presidente Musharraf apeló a la calma y prometió una investigación minuciosa de los dos atentados que estremecieron la procesión de bienvenida a Bhutto, poco después de la medianoche, hora local.
Las autoridades dicen que más de 290 personas resultaron heridas. La señora Bhutto salió ilesa y fue llevada a su residencia, en Karachi.
Los partidarios de Bhutto han expresado indignación, por los atentados, que ocurrieron a pesar de la masiva presencia militar, tras numerosas amenazas de militantes islámicos.
No ha habido atribución inmediata de responsabilidad por los ataques.
Sin embargo, funcionarios de seguridad dicen que sospechan de militantes pro Talibón basados cerca de la frontera afgana y vinculados a la red terrorista al-Qaeda.