El clérigo radical chiíta Moqtada al-Sadr ordenó a los miembros de su Ejército Mahdi congelar todas sus actividades, por seis meses.
Un asistente de al-Sadr dijo que la suspensión incluye las actividades armadas de los militantes.
Autoridades de seguridad iraquíes afirmaron que hombres armados leales a al-Sadr perticiparon en los hechos de violencia del martes en la ciudad sagrada chiíta de Karbala, cuando 52 personas murieron en enfrentamientos de facciones chiítas rivales y la policía.
Un portavoz del grupo negó que hubiese participado.
El primer ministro de Irak, Nouri al-Maliki, visitó Karbala la mañana de este miércoles y dijo que se ha restablecido el orden, en la localidad de importantes sitios sagrados.
Las autoridades impusieron un toque de queda indefinido y ordenaron a los peregrinos abandonar la ciudad, suspendiendo la celebración de una festividad a la que asistían decenas de miles de personas.
Maliki responsabilizó a “pandillas criminales y algunos restantes seguidores del ex régimen de Saddam”, por la violencia desatada.