El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, defendió públicamente a su administración de un escándalo de soborno y se comprometió a continuar luchando contra la corrupción.
Lula dijo por televisión anoche que su gobierno cooperará con una investigación del Congreso en relación al escándalo, y que utilizará toda la fuerza de la ley para llevar ante la justicia a cualquiera que esté involucrado en hechos de corrupción.
El escándalo comenzó cuando el legislador brasileño Roberto Jefferson acusó al gobernante Partido de los Trabajadores de pagar 12 mil dólares mensuales a varios legisladores por su apoyo.
Jefferson, quien encabeza el Partido Laboral aliado del gobierno, no ha presentado pruebas que respalden sus denuncias.
El secretario de gabinete de Lula, José Dirceu, renunció la semana pasada debido al escándalo, pero negó tener conocimiento del mecanismo de compra de votos. El Partido de los Trabajadores también negó acusaciones de corrupción.