El sur de Estados Unidos era una sociedad segregada hace 50 años.
En 1960, la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. decidió que la discriminación racial era ilegal en restaurantes y en los terminales de autobuses que entre estados. Sin embargo, los afroestadounidenses que trataban de sentarse en las áreas demarcadas como “sólo para blancos”, corrían el riesgo de terminar heridos o incluso muertos.
En mayo de 1961, grupos civiles integrados por blancos y negros decidieron cambiar eso.
Estos grupos se autodenominaron los “Freedom Riders” (Pasajeros de la libertad) y confrontaron las regulaciones raciales al viajar juntos en un autobús desde la ciudad de Washington a Nueva Orleans en Louisiana.
El grupo tomó el bus en mayo de 1961. El plan era parar en diferentes pueblos para organizar gente en el camino y llegar a su destino el 17 de mayo.
Como otros grupos de aquella época, promovían el cambio sin necesidad de violencia.
Sin embargo, los “Freedom Riders” recibieron burlas y ataques por todo el sur.
John Lewis, quien ahora es congresista de EE.UU., fue golpeado gravemente en Carolina del Sur.
Problemas aun más graves experimentó el grupo en Birmingham y Alabama, donde los grupos de supremacía blanca usaron palos y cadenas para atacarlos, mientras la policía miraba.
En Anniston, Alabama, rodearon el autobús, quemaron los neumáticos y arrojaron bombas en una de las carreteras por donde pasaban los “Freedom Riders”.
Con la celebración de los 50 años de estos eventos, Raymond Arsenault, escritor del libro Freedom Riders: 1961 y la lucha por la justicia racial, dice que sus acciones forzaron al país a centrar su atención en el tema de la segregación racial.