“Maten a la yegua”, “mátenla” y la marcha militar “Avenida de las Camelias”, fueron las cinco interferencias de radio y amenazas que sufrió el pasado viernes, sobre el Río de la Plata, el helicóptero presidencial que trasladaba a la mandataria, Cristina Fernández, desde la residencia de Olivos a la Casa Rosada en Buenos Aires.
El juez federal Ariel Lijo empezó a investigar el incidente solicitando como testigos al piloto y al ingeniero en comunicaciones de la nave.
También pidió la intervención de la división de delitos tecnológicos de la policía federal, de la central de inteligencia –SIDE- y de las agencias de seguridad extranjeras que puedan aportar información.
El jefe de Gabinete de Ministros Aníbal Fernández, dijo que se trató de “un episodio muy grave y difícil de descubrir”.
Al ser consultada, la presidenta ironizó que puede estar ligado al juicio que empezó el pasado viernes, contra los represores militares de la ESMA por graves violaciones a los derechos humanos, donde el principal acusado es el ex capitán de navío Alfredo Astiz, conocido como “el Ángel de la Muerte”, que mostró en la audiencia- provocando a los familiares de las víctimas- un libro que se titula “Volver a matar”.
En un acto público, el ex presidente Néstor Kirchner, señaló que estas amenazas están vinculadas “a dinosaurios y gerontes militares que no perdonan los juicios en su contra”.
Las intimidaciones fueron repudiadas también por los dirigentes opositores y por el Congreso que exigió la inmediata investigación.