El papa Juan Pablo Segundo celebró una misa de domingo de ramos para miles de católicos romanos, con la cual inició la semana más importante del calendario cristiano.
Hubo fuerte seguridad durante la ceremonia de dos horas en la Plaza de San Pedro, donde asistieron decenas de miles de peregrinos de todas partes del mundo.
La multitud ondeaba palmas y hojas de olivo en conmemoración de la entrada de Jesucristo a Jerusalén en la última semana de su vida.
El pontífice de 83 años de edad parecía sentirse bien y se dirigió principalmente a los jóvenes.
Juan Pablo Segundo instó a los jóvenes a no temer la proclamación del evangelio en una era que privilegia la comodidad y el bienestar material.