El número de muertos por una bomba que estalló en un gimnasio en el sur de las Filipinas ascendió a por lo menos 11, además de 67 personas lesionadas.
El domingo, fragmentos de la explosión colmaron el gimnasio lleno de gente en el pueblo de Parang (cerca de Kotabatu) en la provincia de Mindanao en el sur del país.
Entre los heridos, se encontraba el alcalde del pueblo, Vivencio Bataga, quien según la policía parecía ser el blanco del ataque.
El alcalde sufrió heridas en la cara y un lado del cuerpo cuando explotó la bomba, que estaba oculta en una motocicleta, durante un juego de baloncesto.
Bataga es un alcalde cristiano en un pueblo principalmente musulmán.
Nadie ha asumido la responsabilidad por el ataque, sin embargo, aparentemente no están involucradas las guerrillas separatistas musulmanas.