Miles de musulmanes chiítas iraquíes asistieron a los funerales de tres personas fallecidas el fin de semana en un ataque con bomba en la ciudad sagrada de Najaf.
Algunos de los dolientes juraron venganza por el ataque que causó la muerte de los asistentes del destacado clérigo chiíta ayatolá Mohammed Said al-Hakim, quien también resultó levemente herido.
Los dolientes atribuyeron el hecho a partidarios del régimen de Saddam Hussein o a facciones rivales chiítas.
El ayatolá al Hakim está vinculado a un integrante del Consejo de Gobierno de Iraq designado por Estados Unidos.
Por otra parte, tropas estadounidenses en Iraq anunciaron el arresto de dos presuntos miembros de la milicia de los Fedayeen leal a Saddam Hussein en la ciudad de Tikrit.