El primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, aliado clave de Estados Unidos en la guerra contra Iraq, llegó a Washington donde se dirigirá al Congreso y también sostendrá conversaciones con el presidente Bush.
Se anticipa que en el discurso que pronunciará durante una sesión conjunta del Congreso—una rara distinción para un dignatario extranjero—Blair subrayará la necesidad de que las tropas de la coalición permanezcan en Iraq mientras las labores de reconstrucción continúan en ese país.
El gobierno de Blair y la administración Bush enfrentan crecientes críticas por el uso de informes de inteligencia presuntamente fraudulentos que condujeron a la guerra que derrocó a Saddam Hussein.
Sin embargo, horas antes de su llegada, un vocero de la Casa Blanca calificó a Blair como un amigo y estrecho aliado de Estados Unidos.