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Venezuela: el bolívar se hunde por quinta vez


A partir del 13 de febrero la tasa de cambio del bolívar pasa de 4,3 a 6,3 por dólar, una devaluación de casi 32 por ciento.
A partir del 13 de febrero la tasa de cambio del bolívar pasa de 4,3 a 6,3 por dólar, una devaluación de casi 32 por ciento.

La anunciada devaluación de casi un tercio del valor de la moneda venezolana busca contener las agudas distorsiones en la economía resultado de las políticas del gobierno de Hugo Chávez.

Desde hace meses los expertos daban por impostergable una devaluación de la moneda venezolana, pero para evitar las consecuencias electorales de una medida que en cualquier escenario siempre acarrea perjuicios inmediatos al bolsillo de la población el gobierno la había pospuesto una y otra vez.

Días atrás, el primer vicepresidente del Banco Central de Venezuela, Eudomar Tovar, había declarado que en el país no existían "condiciones para un ajuste cambiario". Pero la situación dio un vuelco de repente este viernes cuando el ministro de Finanzas, Jorge Giordani, y el presidente del Banco Central de Venezuela Nelson Merentes, anunciaron lo contrario.

En el quinto ajuste que lleva a cabo el gobierno del presidente Hugo Chávez desde que impuso el control monetario hace una década, el tipo oficial de cambio pasará a partir del 13 de febrero de 4,3 bolívares por dólar a 6,3, una devaluación de casi 32 por ciento, la de mayor magnitud decretada hasta ahora.

A pesar de que en la década de los años 1970 el bolívar era una de las más sólidas monedas en América Latina, en 2004 se devaluó a 1.920 por dólar, y luego a 2.150 (2005), hasta que en 2008 las autoridades decidieron emitir una nueva moneda con tres ceros menos de valor nominal, y en 2010 fijaron un cambio dual de 2,15 bolívares por dólar para bienes prioritarios y de 4,3 para el resto de las operaciones con divisas.

Sin embargo, la nueva tasa de cambio de 6,3 representa apenas la tercera parte del trueque vigente en el mercado negro, y además de tardía expertos consideran la medida insuficiente para poder compensar los grandes desajustes fiscales que afronta el gobierno y poner freno a las agudas distorsiones de la economía nacional.

Por el contrario a la devaluación adoptada en 2010, la depreciación será válida para todos los sectores de la economía, sin tasas preferenciales para los productos básicos. La explicación es que a pesar de que una buena parte de estos productos tienen precios regulados por el gobierno, el país terminó el 2012 con una inflación del 20 por ciento.

Un año antes había sido mayor (27.6 por ciento), pero en 2013 el país ya registró una tasa del 3.3 por ciento sólo en enero, lo que parece haber puesto los pelos de punta al gobierno. De hecho la inflación en Venezuela y Argentina figuraron en el 2011 entre las cinco más altas del mundo, junto con Bielorrusia, Etiopía e Irán.

Según un informe difundido por la prestigiosa revista The Economist, Caracas es en la actualidad la novena ciudad más cara del mundo, al mismo nivel de capitales de países desarrollados como Tokio o París, y el llamado índice Big Mac, que compara el poder adquisitivo de diferentes países, sitúa al bolívar como la moneda más sobrevalorada en todo el planeta.

La nueva depreciación del bolívar supone un duro golpe para las empresas extranjeras con inversiones en la nación suramericana, pero el mayor impacto se sentirá en la mesa de los venezolanos que como gran paradoja viven en un país que posee las mayores reservas de petróleo conocidas en el mundo.

A despecho de que los elevados precios del crudo los últimos años debieron haber engrosado ostensiblemente las arcas públicas de Venezuela, el país importa, según cifras oficiales, el 40 por ciento de los alimentos que consume. Legisladores y miembros de la oposición dicen que la cantidad real es mayor: al menos 70 por ciento.
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