La Ley de Salud obliga a que los empleados cuenten en sus seguros médicos con acceso a métodos anticonceptivos y de esterilización aprobados por la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos, incluyendo a la “píldora del día después”.
Los obispos rechazan esa obligación en base a sus creencias religiosas y han demandado al gobierno para evitarla.
Pero el gobierno había tratado de acomodar las peticiones y hacer excepciones para las instituciones religiosas sin fines de lucro, cuyos empleados comenzarían a recibir beneficios a partir del 1 de agosto.
El cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, presidente de la Conferencia de Obispos, dijo que la propuesta del gobierno anunciada la semana pasada ofrece solo “estatus de segunda clase” a las universidades, a los hospitales y otras organizaciones caritativas de la iglesia al no ofrecerles las mismas excepciones que se le ofrecen a la iglesia.
“Estos ministerios son parte de nuestra Iglesia y merecedores del mismo trato ofrecido a las iglesias católicas”, dijo Dolan.
El cardenal dejó la puerta entreabierta al prometer que redoblarían sus esfuerzos por alcanzar un acuerdo con el gobierno en este tema.