El FBI descubrió la relación después de rastrear correos electrónicos anónimos que al parecer Broadwell envió a Jill Kelley, una mujer de sociedad de Florida, para exigirle que se alejara de Petraeus y del comandante en Afganistán John Allen.
Según la amiga de Broadwell, ésta lamenta profundamente lo que ha hecho a su familia y a todos los demás y que está tratando de reparar eso y seguir adelante.
Broadwell está de regresó en su casa de Charlotte, Carolina del Norte, donde sus vecinos le dieron una cariñosa acogida después que pasara más de una semana acosada por la prensa cuando estuvo quedándose en casa de su hermano en Washington. Familiares dijeron que estaba abrumada por el apoyo de sus vecinos.
El FBI aún investiga si hubo intercambio de documentos secretos entre los militares y la biógrafa y si Petraeus utilizó recursos del estado para encubrir el romance.
El general Allen continúa al frente de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, pero su nominación a la comandancia general de la OTAN sigue en suspenso.