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Las razones de Cristina Fernández


La presidenta argentina Cristina Fernández volvió a apelar al populismo para reposicionarse.
La presidenta argentina Cristina Fernández volvió a apelar al populismo para reposicionarse.

Argentina está "cambiando la historia", afirmó Fernández en medio de crecientes cuestionamientos a nivel internacional.

El de mediados de abril no fue un fin de semana fácil para la presidenta de Argentina. Las presiones de España y Europa a raíz de las amenazas de expropiación de Yacimientos Petroleros Fiscales (YPF) a la petrolera española Repsol, aumentaron previo a su viaje a la Cumbre de las Américas, en Cartagena, Colombia.

Sin embargo, la mandataria tenía la expectativa de recibir un espaldarazo tras la presión mediática ejercida por el presidente Rafael Correa y sus socios de la llamada Alianza Bolivariana para los Pueblos de las Américas (ALBA), para lograr que el tema de las Malvinas (Falkland) se convirtiera en uno de los más importantes del evento continental.

Arribó a Cartagena casi a la medianoche del viernes 13 de abril. Y apenas pocas horas después, al mediodía del sábado 14, no se contuvo de reclamarle al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anfitrión de la Cumbre, cuando apenas había concluido el discurso de apertura: “te olvidaste de Malvinas”.

El mandatario colombiano había obviado cualquier mención al tema, en un discurso donde sí se refirió a Cuba, la lucha contra las drogas, la asociación continental y toda una amplia gama de temas.

Más populismo

La frustración de Cristina Fernández disparó, según indican los medios argentinos y colombianos, un regresó anticipado al confort político de Buenos Aires, de su país, donde pese a que los números de aprobación de su gestión se han visto erosionados, aún disfruta del crédito de haber ganado las elecciones con 54% de los votos.

El trágico accidente ferroviario en el barrio de Once, la quita de subsidios y las sospechas de corrupción que involucran su vicepresidente Amado Boudoud, son citados por el analista político y director de la consultora Poliarquía, Fabián Perechodnik, como parte de la caída de la popularidad de 70 a poco más de 50% desde que fue reelecta.

Sin embargo, la mandataria volvió a apelar al populismo para reposicionarse.

El lunes 16, y tras dejar pasar dos oportunidades para anunciar la expropiación de YPF, el 1º de marzo en la apertura de la actual legislatura argentina y luego el 2 de abril, coincidiendo con el aniversario de Malvinas, la presidenta Fernández concretó la medida.

La justificación, frente a una imagen de Evita Perón, fue decir que "de proseguir esta política de vaciamiento, de no producción, de no exploración, prácticamente nos tornaríamos, con el nivel de crecimiento, actividad, industria, trabajadores, en un país inviable, pero el más grave, nos tornaríamos en un país inviable por políticas empresariales y no por falta de recursos”.

Se acumulan cuestionamientos

Tras un par de días de silencio y fuertes cuestionamientos internacionales, incluyendo de la Unión Europea, Estados Unidos, México y hasta la denuncia de Colombia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), Cristina Fernández ofreció más populismo, algo que según las encuestas, y en el caso particular del tema energético y los recursos naturales, le sigue dando resultados.

Argentina está "cambiando la historia", afirmó Fernández y no dudó en definir a la expropiación de YPF como una "recuperación" para el país, mientras las voces de peso que la cuestionan a nivel internacional se acumulan, desde Robert Zoellick del Banco Mundial, los presidentes Santos de Colombia y Felipe Calderón de México, la secretaria de Estado Hillary Clinton, y también la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Derechos Fundamentales y Ciudadanía, Viviane Reding

De todas formas, Cristina Fernández se defiende citando unas declaraciones de su fallecido esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, en 2003, cuando adjudicó "el gran problema energético” a la “desnacionalización y la venta de las acciones de YPF".

Fernández aseguró que “ahora se está recuperando ese instrumento estratégico”, aunque reconoció que “no es un camino llano y sin tropiezos”.

Las turbulencias económícas

La prensa argentina sin embargo recordó que tanto Cristina Fernández como Néstor Kirchner en los ´90 apoyaron la privatización de YPF –durante el mandato de Carlos Menem- y por eso la presidenta prefirió aclarar que "el modelo no es de estatización, que quede claro, sino de recuperación de la soberanía y control de un instrumento fundamental".

Pero también la prensa argentina estima que la situación de la economía argentina ha jugado un papel protagónico en la decisión.

En particular, la previsión de caída del crecimiento a 4,2% en 2012 y 4% para 2013, según el FMI, el déficit energético que ha llevado a que las importaciones de fuentes de energía en 2011 se ubicarán $10.000 millones de dólares y subirían a $13.000 millones en 2012, y una inflación acelerada, además de la necesidad de hacer “caja”, se han impuesto entre las urgencias del gobierno argentino, aseguran los analistas.

En medio de todo, además, surgió el hallazgo por parte de Repsol de Vaca Muerta, un yacimiento que podría atraer millonarias inversiones, que algunos estiman en más de $25.000 millones de dólares.

La combinación de factores, es lo que los analistas estiman habría disparado la medida de expropiación, a la que también se considera una de las más arriesgadas decisiones de Fernández.

Sin embargo, mientras se comienza a discutir la indemnización, el gobierno ya anuncia, a través del ministro de Planificación, Julio de Vido, que una compañía china, a la que identificó como Petrochemical Corp, invertiría $10.000 millones de dólares en la "nueva YPF".

El proceso iniciado por Cristina Fernández no parece mirar atrás, sin embargo aún queda por ver la naturaleza de los "tropiezos" que advierte la mandataria podrían aparecer.
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