Reunidos en Virginia, líderes del Partido Republicano indicaron que darían luz verde a una medida que permitirá al gobierno seguir tomando prestado dinero durante unos tres meses para cumplir con sus obligaciones de pago.
De no aprobarse ninguna extensión, el país que ya alcanzó su límite legal de endeudamiento de $16 billones 400 mil millones de dólares el 31 de diciembre último vería agotados sus fondos financieros a mediados de febrero, con el consiguiente descalabro económico para la nación y negativas repercusiones en los mercados mundiales.
Aunque el presidente Barack Obama ha reiterado que no está dispuesto a negociar el necesario incremento del tope de la deuda, republicanos siguen valorando el asunto como un factor de presión para conseguir que los demócratas accedan a recortar gastos gubernamentales que ellos no apoyan y a los que atribuyen el abultado déficit fiscal del país.
Por lo pronto han dejado claro que seguirán presionando con esa intención y el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, advirtió que “a menos que el Senado (de mayoría demócrata) actúe, no se considerará un incremento a largo plazo del techo de la deuda”. El Senado no ha aprobado un presupuesto a gran escala desde 2009.
El republicano John Boehner, presidente de la Cámara, precisó que “antes de que se dé paso cualquier incremento a largo plazo del tope de la deuda, debe ser aprobado un presupuesto que reduzca los gastos”.