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A un año del Concordia que estremeció al mundo


Familiares de los desaparecidos aprecian desde un ferry el crucero Concordia después de un año de la tragedia.
Familiares de los desaparecidos aprecian desde un ferry el crucero Concordia después de un año de la tragedia.

Familiares de las víctimas de la tragedia asistieron a la isla italiana del Giglio para conmemorar la fecha.

Decenas de personas que vivieron de cerca el naufragio en la fría noche del 13 de enero de 2012 regresaron a la pequeña isla italiana para honrar la memoria de los dos desaparecidos y 30 muertos que dejó el accidente del crucero Costa Concordia.

Los simbolismos y la emoción fueron la nota común de los actos, empezando por la devolución al mar de una placa conmemorativa fijada en parte de los escollos contra los que colisionó la quilla del buque, cuando transportaba más de 4.200 personas.

El acto también tuvo una ceremonia religiosa oficiada por el obispo de Grosseto, Guglielmo Borghetti, en la misma pequeña iglesia de San Lorenzo y Mamiliano que acogió a los náufragos.

En presencia de diplomáticos de varios países, el obispo recordó a las víctimas y reconoció la "generosidad" mostrada por los isleños esa noche y por quienes trabajaron en el rescate, según informan los medios de comunicación italianos.

El acto central fue el minuto de silencio en honor a las víctimas y el lanzamiento al mar de 32 farolillos encendidos en el momento exacto en el que se cumplió un año del choque contra las rocas del Costa Concordia.

Los restos del barco, propiedad de la naviera Costa Cruceros, siguen encallados frente a la isla rodeados de gigantes estructuras de metal para permitir una remoción que se ha retrasado los últimos meses y que se prevé que pueda terminar como máximo en septiembre.

Esa tarea, encargada al consorcio ítalo-estadounidense Titan-Micoperi, conlleva el trabajo los siete días de la semana de 430 personas, entre operarios e ingenieros, de 19 nacionalidades.

El barco sería llevado a un puerto de grandes dimensiones cercano a la isla para su posterior desguace, previsiblemente al de Piombino (Toscana).

El representante del gobierno del ya dimisionario Mario Monti, que tuvo que hacer frente a esta tragedia al poco de llegar al poder, pidió además que se castigue a los responsables en un proceso en el que, de momento, hay doce investigados, entre ellos el capitán del buque, Francesco Schettino.

"Los responsables -dijo- tendrán que ser castigados con dureza. No cabe ninguna comprensión para quien se ha equivocado, empezando por la compañía y hacia abajo. Creo que todos hemos aprendido de este asunto que la superficialidad y la incompetencia a veces se minusvalora y es uno de los peores riesgos que puede haber".

El otro punto geográfico en el que se centraron todas las miradas es la localidad de Meta di Sorrento (sur de Italia), donde Schettino permanece en su domicilio bajo libertad vigilada desde el pasado 5 de julio y en la que hoy no se pudo ver en público al capitán, a quien se le ha investigado por un supuesto homicidio culposo múltiple y abandono del barco.
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