El portavoz presidencial Jay Carney dijo esta semana que “el Congreso debe ahora estudiar al detalle los resultados y proporcionar al pueblo de Puerto Rico un claro camino que les permita determinar por sí mismo su propio estatus”.
En tres referendos anteriores (1967, 1993 y 1998) el electorado puertorriqueño se había manifestado sobre cuál debe ser el estatus político de la isla, y por primera vez el voto mayoritario (61 por ciento) fue en esta ocasión a favor de que la isla sea un estado más de EE.UU.
Según críticos del plebiscito, no ha quedado clara la voluntad de los puertorriqueños porque en la pregunta sobre la estadidad se abstuvieron de votar más 480 mil electores.
El 54 por ciento de los votantes dijeron no apoyar el estatus actual de la isla como Estado Libre Asociado (ELA), y sólo el 5 por ciento respaldaron la independencia.
En virtud de una ley aprobada en 1917 los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses, pero los cuatro millones de habitantes que aproximadamente hay en la isla no pueden votar en las elecciones presidenciales.
Bajo el estatus del ELA, el país está sujeto a las leyes federales estadounidenses, aunque los puertorriqueños no pagan impuestos federales.