El victimario fue indentificado como Paul A. Ciancia, de 23 años, residente en Los Ángeles pero oriundo de Pennsville, en Nueva Jersey, donde su padre, del mismo nombre, había llamado previamente a la policía para alertarla del mensaje suicida.
Al otro extremo del país y aproximadamente al mismo tiempo, el joven disparaba contra un puesto de control en el aeropuerto con un rifle semiautomático, y daba muerte a un agente de seguridad y hería a otras personas.
La víctima, Gerardo Hernández, de 39 años, es el primer agente de la TSA que muere en el ejercicio de sus funciones.
Los motivos que impulsaron a Ciancia a disparar, antes de ser baleado y capturado por las autoridades, no están aún claros, más allá de la nota manuscrita que llevaba consigo en la que decía que quería matar a un agente de la TSA.
El jefe de la policía de Pennsville, Allen Cummings, dijo que su departamento nunca tuvo que lidiar con el joven, y los vecinos de la localidad junto al río Delaware dijeron no tener la menor idea de cómo Ciancia se había podido ver visto involucrado en un incidente de esa naturaleza.