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Recordar es vivir: 20 de julio de 1969


Esta foto es una de las que tomaron los astronautas de la misión Apolo 11.
Esta foto es una de las que tomaron los astronautas de la misión Apolo 11.

Millones fueron testigos del momento en que el ser humano llegó a la Luna hace 40 años, y algunos lo recuerdan como si fuera ayer.

Una calurosa tarde de verano en Chicago, hace cuarenta años, la familia Danly se preparaba para dos ocasiones especiales: el cumpleaños de uno de los ocho niños de la familia y la transmisión de la llegada del hombre a la luna.

Laura Danly tenía solo once años, pero recuerda el 20 de julio de 1969 como si fuera ayer.

“Eran las tres de la tarde y toda mi familia estaba en la sala, todos alrededor de la televisión”, dice Danly, quien actualmente funge como encargada de exhibiciones en el Observatorio Griffith en Los Angeles, California.

Danly siempre estuvo fascinada con el espacio. Incluso lograba que su mamá la dejara faltar a la escuela para quedarse a ver las transmisiones de las misiones espaciales. Así que, presenciar el viaje a la luna fue algo muy especial para ella.

“Cuando la nave espacial aterrizó en la Luna… eso fue súper emocionante. Me hizo desear que yo estuviera ahí. Fue una combinación de emoción y celos – yo quería estar en ese cohete”, cuenta con emoción Danly. “Fue como un milagro. Como si un milagro estuviera ocurriendo enfrente de nuestro ojos”.

Danly comenzó a llorar. Toda su familia comenzó a llorar. El mundo entero comenzó a llorar.

CONEXIÓN UNIVERSAL
A unas 3,000 millas del hogar de Danly, en el pueblo de Chalchuapa, en El Salvador, una maestra arreglaba su casa para que todos sus alumnos pudieran ver juntos la transmisión en vivo del viaje del Apolo 11 por el canal 4.

“Ese día suspendieron las clases para que todos pudieran estar en sus casas y ver la transmisión del canal”, cuenta Héctor Sermeño, quien tenía ocho años en 1969.
“Yo recuerdo que veía la serie de televisión de Flash Gordon y me gustaba todo eso de los viajes espaciales, pero ver cuando el hombre llegaba a la Luna fue especial”, dice el cineasta salvadoreño cuyo hogar fue anfitrión para la clase de su madre. “Estábamos alucinados”.

ALGO INCREĺBLE
Alucinado es una buena palabra para describir lo que sentía Arnold Guerra, en ese entonces un niño de cinco años que prefería salir a jugar por las calles de Honduras en vez de ver la televisión.

Guerra no recuerda si vio la transmisión en vivo o si la vio en las noticias después, pero sí recuerda bien la imagen de Neil Armstrong bajando la escalera y poniendo pie en la luna.

“Después, en la noche, salimos y vimos la Luna y pensamos, “¡Wow! ¡Alguien fue para allá!” recuerda Guerra, ahora profesor de física en el Sur de California. “Para la humanidad, el haber viajado fuera de la Tierra es un gran logro científico”. La hazaña fue de tal magnitud, que muchos, aún estando entusiasmados, tenían dudas de que fuera posible algo así.

Arturo Morataya, locutor de Radio YSKL, en El Salvador, cuenta que Radio Nacional en ese país recibía las transmisiones enviadas por la Voz de América, y recuerda que se transmitió la llegada del Apolo 11 a la Luna y que se le dio una amplia cobertura.
Luego de la trasmisión en vivo la radio y los medios repitieron la transmisión varias veces por varias semanas.

“Por supuesto que al principio estaba muy incrédulo, no creía que realmente eso pudiera suceder, pero poco a poco, a medida las imágenes pasaban me fui convenciendo de que era un hecho real”, dice Morataya.

EN OTROS 40 AÑOS
Aunque el proyecto de mandar una nave espacial con seres humanos a la luna tomó años en materializarse y al final brindar resultados, invertir en proyectos espaciales definitivamente vale la pena, dice Guerra.

“Algunas personas se preguntan si con la economía como está, ¿Deberíamos tener proyectos así? Pero cuando se emprenden esos proyectos, hay descubrimientos que se pueden aplicar en otras áreas”, explica Guerra.

Por ejemplo, el primer láser fue desarrollado en 1960 para una aplicación espacial, pero hoy en día los rayos láser se utilizan en el campo médico para quemar tumores y en el comercio para identificar el precio de los productos al pagarlos.

Además, el concepto de trazar metas ambiciosas y perseverar hasta lograrlas es algo heroico en sí, dice Guerra.

Pero el descubrir nuevos mundos no es la única meta a la que los humanos podemos aspirar, dice Danly.

“¿Qué sería más grande que eso? Pienso que el reto de nuestra generación es desarrollar energías renovables”, comenta Danly. “No es tan glamoroso como la exploración del espacio, pero es nuestro hermoso planeta”.

Danly agrega que si ella fuera presidente trazaría la meta de terminar nuestra dependencia en el petróleo.

Aún así, ella sostiene que haber visto el primer paso del ser humano en la Luna ha sido lo más emocionante que ha vivido, y está contenta de tener la oportunidad de celebrar el aniversario de ese triunfo.

“Es importante compartirlo con aquellos que no estuvieron ahí”, dice.

Hay quienes han propuesto teorías de que todo fue un montaje, y eso entristece a Danly porque eso significa que hay gente que no cree en la capacidad del ser humano de hacer cosas tan maravillosas.

“Tenemos que ver lo positivo”, declara Danly. “Hemos logrado cosas increíbles, y podemos lograr cosas increíbles al avanzar hacia el futuro”.

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