Cuando se apiñan, bajo las increíblemente bajas temperaturas de Antártida, los pingüinos Emperadores se mueven en olas para poder mantener su temperatura óptima.
El verano de Antártida, usualmente, es lo suficientemente caliente como para que el pingüino Emperador mantenga su distancia, uno del otro, en una colonia suelta.
Pero al llegar las temperaturas invernales, de 50 grados centígrados bajo cero, los pájaros tienen que apiñarse apretadamente y, de acuerdo a un nuevo estudio, rotar continuamente, para poder sobrevivir.
Según el Instituto de Física y la Sociedad Alemana de Física, los pingüinos mantienen su apiñamiento con movimientos en que se detienen y siguen, como autos en un embotellamiento.
“Nos sorprendió que cualquier pingüino, en el apiñamiento, puede iniciar la ola de movimiento, en vez de ser los que están en la periferia. También encontramos asombroso que cómo dos olas, si se inician, una poco después de la otra, se funden en vez de una sobrepasar la otra, asegurándose de que el apiñamiento se mantenga compacto”, dijo Daniel Zitternart, co-autor del estudio.
Los científicos creen que los movimientos de arrastrar las patas son primordialmente para rotar los huevos, que están siendo incubados, y mantenerlos calientes, una teoría que, creen, lograrán comprobar como parte de su próximo proyecto.
El verano de Antártida, usualmente, es lo suficientemente caliente como para que el pingüino Emperador mantenga su distancia, uno del otro, en una colonia suelta.
Pero al llegar las temperaturas invernales, de 50 grados centígrados bajo cero, los pájaros tienen que apiñarse apretadamente y, de acuerdo a un nuevo estudio, rotar continuamente, para poder sobrevivir.
Según el Instituto de Física y la Sociedad Alemana de Física, los pingüinos mantienen su apiñamiento con movimientos en que se detienen y siguen, como autos en un embotellamiento.
“Nos sorprendió que cualquier pingüino, en el apiñamiento, puede iniciar la ola de movimiento, en vez de ser los que están en la periferia. También encontramos asombroso que cómo dos olas, si se inician, una poco después de la otra, se funden en vez de una sobrepasar la otra, asegurándose de que el apiñamiento se mantenga compacto”, dijo Daniel Zitternart, co-autor del estudio.
Los científicos creen que los movimientos de arrastrar las patas son primordialmente para rotar los huevos, que están siendo incubados, y mantenerlos calientes, una teoría que, creen, lograrán comprobar como parte de su próximo proyecto.