El programa de rescate económico que lanzó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por valor de $814.000 millones de dólares cuenta con una desaprobación del 68% de los entrevistados, que lo considera un "derroche", frente al 29% que reconoce que estuvieron bien gastados, según demuestra una encuesta realizada por el Washington Post y ABC News.
La Oficina Presupuestaria del Congreso, que es independiente frente a los partidos, demostró en septiembre (2010) que entre 1.400.000 y 3.300.000 personas consiguieron trabajo gracias al programa pese a las afirmaciones de algunos republicanos que mantenían que el estímulo había sido un fiasco para la creación de empleo.
En materia de viabilidad fiscal, el programa de estímulo económico ha allanado el camino a los gobiernos estatales y locales, y ha sido de gran ayuda para el sector de la construcción, ya que ha miles de proyectos sobre caminos y puentes.
En otros aspectos –como bajas impositivas, cheques por desempleo, atención médica y asistencia alimentaria a los pobres–, el programa de estímulo aminoró el sufrimiento de millones de personas en momentos difíciles de la economía, remarca el informe de la Oficina Presupuestaria del Congreso.
