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Papa espera paz tras su visita a México y Cuba


Benedicto XVI saluda a la multitud al arribar a su audiencia semanal en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.
Benedicto XVI saluda a la multitud al arribar a su audiencia semanal en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano.

Dijo llevar en su corazón las las aspiraciones de " los cubanos, especialmente de los que sufren por las limitaciones de libertad".

El papa Benedicto XVI celebró este miércoles 4 de abril su visita a México y Cuba y dijo estar esperanzado que la misma pueda contribuir a la paz y a un futuro mejor
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"Puedan los pueblos mexicano y cubano obtener frutos abundantes para construir con coraje evangélico un futuro de paz", señaló ante miles de personas que asistieron a una audiencia pública en la Plaza San Pedro, en el Vaticano.

"Fueron días inolvidables de alegría y de esperanza, que permanecerán marcados en mi corazón", manifestó al recordar la visita a esos dos países entre el 23 y el 28 de marzo.

Sobre su visita a Cuba, manifestó que viajó a la isla para apoyar la misión de la Iglesia en el anuncio del Evangelio y para exhortar a los cubanos a dar un nuevo vigor a su fe y a "contribuir con la valentía del perdón y de la comprensión, a la construcción de una sociedad abierta y renovada".

"Una sociedad donde haya más espacio para Dios, porque cuando Dios es expulsado, el mundo se transforma en un lugar inhóspito para el hombre", afirmó.

Aseguró que lleva en su corazón las preocupaciones y las aspiraciones de "todos los cubanos, especialmente aquellos que sufren por las limitaciones de libertad".

Tras apreciar los pasos dados hasta ahora en tal sentido por las autoridades cubanas, subrayó que es necesario proseguir en este camino de más libertad religiosa y aseguró que había visto una Iglesia deseosa de ayudar a los cubanos a construir su propio futuro en paz.

Recordó también lo que dijo en la Plaza de la Revolución, en La Habana, "que Cuba y el mundo necesitan cambios", pero que sólo serán verdaderos "cuando cada uno tengan en cuenta al ser humano, presupuesto imprescindible para alcanzar la libertad y poder sembrar alrededor reconciliación y fraternidad".

Manifestó que durante su viaje insistió que la Iglesia "no pide privilegios, sino poder proclamar y celebrar públicamente la fe".

En su recordación de México, destacó las filas interminables de mexicanos que le acogieron por las calles y carreteras y dijo que había expresado su cercanía a los que sufren "debido a plagas sociales, a antiguos y nuevos conflictos, a la corrupción y la violencia".

Sobre su encuentro con los niños y adolescentes mexicanos, aseguró que sus rostros expresaban "el fuerte deseo" de poder vivir "en paz, serenidad y armonía en una sociedad justa y reconciliada".
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