El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió para tratar la crisis política de Honduras, donde el derrocado presidente Manuel Zelaya sigue refugiado en la embajada de Brasil para evitar ser arrestado.
Brasil solicitó una reunión de emergencia después que Zelaya regresó secretamente a Honduras el lunes y Brasil acordó refugiarlo en su embajada en Tegucigalpa.
El ministro de asuntos internacionales, Celso Amorim, le dijo al consejo que la embajada se encuentra asediado por el gobierno defacto.
Además de cortar servicios básicos como el agua y la electricidad y prevenir la entrega de suministros a la embajada, Amorim dijo que las autoridades han restringido los movimientos de diplómatas brasileños.
El consejo condenó esos actos e hizo un llamado para que el gobierno de Honduras dejara de hostigar a la embajada y así respetara leyes internacionales de relaciones diplomáticas.
El consejo también dijo que todos los involucrados deberían mantenerse bajo calma para evitar una situación en la que alguien pudiera salir lastimado.
Zelaya dijo que a últimas horas del jueves habló con representantes del gobierno interino pero que las conversaciones no rindieron fruto.
El presidente interino, Roberto Micheletti, ha dicho que se reunirá con el depuesto líder siempre que éste reconozca las elecciones presidenciales previstas para noviembre. Micheletti también ha dicho que no negociará retirar los cargos a Zelaya.
El gobierno actual obligó a Zelaya a salir del país hace casi tres meses, argumentando que estaba tratando de cambiar la constitución, ilegalmente, para extender su permanencia en el poder.
