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Obama hace caminar al ‘Pato Rengo’


El "toque" del presidente Obama en su contacto con el público, en una escuela en Arlington Virginia, "choca los cinco" con una niña llamada Malia, igual que su hija mayor.
El "toque" del presidente Obama en su contacto con el público, en una escuela en Arlington Virginia, "choca los cinco" con una niña llamada Malia, igual que su hija mayor.

Impulsado por los notables logros legislativos de fin de año, el mandatario parece haber recuperado su imagen.

Siete semanas después de la paliza electoral que el Partido Demócrata y el presidente Barack Obama recibieron a principios de noviembre, en las elecciones de medio término, el mandatario recuperó la sonrisa.

Sin embargo, el presidente prefiere la cautela.

"Sé que en los próximos dos años habrá momentos en los que no reinará un espíritu festivo como el de ahora", declaró días pasados.

Impulsado por los notables logros legislativos de fin de año, el mandatario parece haber recuperado su 'mojo', como sostienen los mismos analistas que lo criticaban antes de las elecciones. Se refieren al 'toque', la habilidad para manejar los tiempos políticos, un elemento distintivo sobre el cual Obama construyó su meteórica carrera política.

De pronto, y cuando muchos comenzaban a preguntarse sobre sus opciones para intentar un segundo mandato en 2012, el combatido presidente logró lo que pocos esperaban: una seguidilla de éxitos legislativos. Y lo hizo en un período conocido como Lame Duck, o Pato Rengo, en relación a que tras las elecciones de medio término el Congreso saliente queda debilitado y tradicionalmente no se decide nada.

Sin embargo, una agresiva actitud negociadora, una rápida reformulación de su estrategia y la persistencia tras sus objetivos, comienzan a ofrecer una nueva imagen de Obama.

El presidente hizo caminar al “Pato Rengo”.

Y apenas tres días antes de Navidad, cuando su familia ya se encuentra en Hawai para celebrar las fiestas de Fin de Año, en la Casa Blanca firmó una victoria para los liberales al derogar la ley Don´t Ask Don´t Tell (No pregunte No Diga), que le permitirá a los homosexuales servir abiertamente en las fuerzas armadas.

Los conservadores, en cambio, se llevan a fin de año la tajada de los beneficios impositivos.

Además, republicanos y demócratas compartirán el logro de dar beneficios de salud sin costo a los socorristas y sobrevivientes que enfermaron en los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Y más aún, la aprobación del tratado nuclear con Rusia, conocido como Nuevo START, es un éxito para la Casa Blanca y la imagen internacional de Obama.

El nuevo Obama

En noviembre, apenas concluidas las elecciones, el presidente se presentó ante la prensa con gesto adusto, asumiendo la responsabilidad por la derrota electoral, pero también lanzando una advertencia al recordar que había llegado hasta la Casa Blanca basado en su persistencia en los objetivos.

Los primeros dos años no le resultaron fácil y, en particular el 2010. Si no fuera por estos resultados obtenidos en diciembre, iba camino a ser lo que en latín se expresa como 'annus horribilis': “un año terriblemente malo”.

Pero Obama parece haber abierto la puerta a un período de renovación en la conducción, más independiente y dispuesto a hacer concesiones y presionar tanto a conservadores como a liberales.

"Esto no es un modelo a seguir en los próximos dos años, pero es una buena base para ir elaborando estrategias", expresó Dan Pfeiffer, director de comunicaciones de la Casa Blanca.

Al menos, es una base sobre la forma de construir alianzas. A partir de enero, con un Congreso adverso ampliamente dominado por los Republicanos, el presidente deberá enfrentar intentos de derogar su ley de reforma de salud y la supervisión a los bancos, los nuevos debates sobre exoneraciones de impuestos y, sobre todo, la decisión de los líderes del Partido Republicano de derrotarlo en 2012.

También quedaron sobre la mesa otros temas relevantes, como la ley de gastos del gobierno, la reforma a las leyes de inmigración, el Dream Act, el debate sobre el déficit presupuestario y la creciente deuda nacional.

Pero incluso los republicanos comienzan a mirar al presidente de otra forma. Y como recuerda el asesor republicano John Feehry, Obama es un político pragmático que, "ante la perspectiva de cometer un harakiri político o hacer lo que corresponde, hará lo que corresponde".

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