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Nueva York era su ciudad


Woody Allen asegura que ama Nueva York, pero que no quiere hablar del 11-S en sus películas.
Woody Allen asegura que ama Nueva York, pero que no quiere hablar del 11-S en sus películas.

Woody Allen, neoyorquino por excelencia, asegura que no siente una inspiración artística para crear una película sobre el 9/11.

Nueva York era su ciudad, y siempre lo sería. Así lo dijo Woody Allen al comienzo de su película 'Manhattan', en la que declara que “él era tan duro y romántico como la ciudad a la que amaba”. Woody Allen, uno de los iconos de la capital cultural del mundo moderno, sin embargo quiso dar la espalda a los atentados del 9/11 en sus películas.

“No hay nada realmente redentor de la tragedia. La tragedia es trágica, y es tan doloroso que la gente trata de darle la vuelta y decir "es terriblemente difícil, pero hemos aprendido algo". Este es un débil intento de encontrar algún tipo de consuelo en la tragedia. Pero no tiene sentido. No hay hasta la otra. Y el sufrimiento no redime nada, no hay ningún mensaje positivo para aprender de ello”, cuenta el afamado director en una entrevista al diario alemán Spiegel.

Detrás de esta argumentación se puede encontrar el sentido de que Woody Allen, conocido por su amor a Nueva York, tal y como lo demuestra en su película 'Manhattan', no haya querido plasmar su impresión sobre los ataques del 11 de septiembre.

“No encuentro temas políticos o eventos de actualidad del mundo lo suficientemente profundos como para que me interesen como artista. Como cineasta, no estoy interesado en 9 / 11. Porque, si nos fijamos en el panorama general, la visión a largo plazo de las cosas es demasiado pequeña; la historia lo abruma. La historia del mundo es así: él me mata, lo mato. Cuestiones políticas, aunque se remonten miles de años son efímeras, no importantes”, cuenta el cineasta.

A raíz de su exploración por los sentimientos humanos como ha hecho en muchos otras de sus éxitos fílmicos, Woody Allen trata de reflejar la esencia humana. “Los mismos sentimientos y problemas que persistirán 5.000 años a partir de ahora. Al igual que las tragedias griegas que todavía nos tocan hoy, que todavía funcionan”.

Pese a que lo niege, el 11-S es una de ellas, de las que conmueven, y así lo han reflejado otros cineastas de su talla, como Steven Spielberg en el documental Rising: Rebuilding Ground Zero (Lenvantándose: reconstruyendo la zona cero).

Spielberg trata de reflexionar sobre las vivencias de varios residentes de Nueva York que sobrevivieron los ataques en un documental que se transmitirá los domingos a partir del aniversario,y hasta el domingo 16 de octubre, a través de Discovery Channel.

Otro neoyorquino de pura cepa como lo es Al Pacino, tuvo que vivirlo desde Los Ángeles. Pero eso no redujo su conmoción, como el mismo cuenta en una entrevista televisiva: "Fue el día más terrible, el más desolador de mi vida", cuenta. "La noche anterior volé a Los Ángeles, y esa mañana lo único que quería era volver a mi casa, a Nueva York. No podía regresar, los aviones no salían, fue devastador".

Pero como neoyorquino no es el que nace, sino el que vive en la capital del mundo, Paul McCartney es uno de los que se sintieron atacados en su propia casa. Cuando escuchó la noticia se encontraba en el aeropuerto de camino a Inglaterra. Pero el avión no pudo despegar.

McCartney se asomó a la ventanilla, cuenta. "Creí que era una ilusión óptica", dijo. "Se veían las Torres Gemelas y tres columnas de humo saliendo de ellas. Luego, una de las azafatas se me acercó y me dijo: 'Mire, ha pasado algo realmente serio en Nueva York, y tenemos que sacarlos de aquí'", describe.

De vuelta está Bono, el cantante irlandés de U2, quien asegura que el 11-S de 2011 se sentirá como un "estadounidense" y "orgulloso" de serlo.

Se trata "de un momento demasiado grande en nuestras vidas. Aun cuando uno no sea estadounidense, todos nos volveremos estadounidenses ese día", dice. Bono, incluso, se encuentra en Nueva York para rendir un tributo a las víctimas este domingo cuando se cumplan diez años de los atentados.

Neoyorquinos, iconos de la ciudad, y extranjeros añoran la ciudad que era antes de los atentados del 11-S mientras tratan de capturar la esencia de esta nueva metrópoli, guardando las diferencias con el antes y el después para no olvidar.

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