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NY: un día después


La difícil vuelta a la rutina se sobrelleva sin olvidar, recordando, pero haciéndolo con el sentido de cerrar un ciclo para conservarlo en la memoria.

Es difícil imaginar cómo se cierra un ciclo como el del 11-S diez años después. Un día 12 de septiembre, en el que vuelve a amanecer y la gente regresa a su trabajo. ¿Cómo sería un veinte o treinta aniversario?

Sonia León, de Houston, Texas, piensa que será “igual de triste, porque el dolor nunca nos lo van a quitar. Nadie va a poder perder ese dolor, y ese recuerdo del 11-S. Mañana vamos a estar recordando todavía lo que estamos viviendo hoy, aunque es algo diferente. Nunca volverá a ser la misma Nueva York, ni el mundo, porque el mundo también ha cambiado. Jamás, aunque volvieran a abrir las torres, jamás va a ser igual”.

Pero más allá del recuerdo, y de las secuelas permanentes que quedarán grabadas en las mentes de todos, hay que vivir una “vuelta a la normalidad”, como explica José Ramírez, de Nueva York. “Siempre pensando en lo que ha pasado y en todas las personas que murieron, pero a la vez una vuelta al trabajo para salir adelante, porque no podemos quedarnos estancados. La única forma es luchando por este país y tratando de, todos unidos, sacar adelante de nuevo a esta ciudad”.

Pero aun así, horas después de las ceremonias conmemorativas la gente volvía a caminar por las calles neoyorquinas en una tarde de domingo es algo sorprendente para algunos turistas, como Silvia Cirer, quien revive con la voz temblorosa y lágrimas en los ojos cómo “desde Argentina lo vivimos como algo tremendo, terrible y, venir y ver a la gente tan, tan tranquila..., no lloran, no sé, no veo mucha emoción, me llama la atención que cada uno siga con sus rutinas y sus estructuras cuando por ahí para nosotros, los latinos, sería algo mucho más fuerte de demostrar, no de sentir, no hablo de sentimiento, cada uno lo siente, y seguramente mucho. Yo veo como una normalidad..., como que está todo tan organizado, y estoy acostumbrada a la desorganización latina, y eso es parte de su idiosincrasia, pero a mi me conmueve ver esto. Las banderas en la plaza... Te pone la piel de gallina, una tristeza, pero aquí lo sobrellevan con mucha fortaleza el dolor”.

Fuerza y visión

El aumento de la seguridad y la crisis económica, que muchos asocian al comienzo de un declive, son vistos como dos de las consecuencias nacidas de aquel 11 de septiembre de 2001. Nueva York se ha convertido en una de las ciudades más seguras del mundo, pero eso no le ha hecho perder su identidad de una ciudad despreocupada, en la que cualquiera puede caminar por sus calles con total libertad y tolerancia.

“Nueva York sigue viva”, dice Olga Cecilia Mesángel, de Colombia. “Creo que la gente tiene que seguir adelante y sabe que tiene sus metas, un trabajo, una misión, una familia por quien salir adelante pues, a manera particular se vivirá diferente, pero en general yo creo que hay un ambiente de felicidad en Estados Unidos. Salió adelante que es lo importante, y de alguna manera hay que agradecer al gobierno y a la gente que lo está apoyando porque yo me siento muy orgullosa de ser hispana y pienso que está vivo EEUU por los millones de hispanos que también quieren salir adelante. Sobre todo en esta tierra que es de trabajadores, aquí se sobrevive trabajando como lo hace mucha gente”.

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