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NASA destaca el legado del UARS


La NASA dice que el “UARS se partió en pedazos al entrar a la atmósfera y la mayor parte del satélite se desintegró en la atmósfera”.

Tras veinte años en el espacio y catorce de misión efectiva, donde produjo la primera serie de reportes de largo plazo sobre los químicos en la atmósfera, el Satélite de Investigación Superior de la Atmósfera (UARS), que desde hacía seis años ya no funcionaba, finalmente ingresó a la atmósfera y se desintegró.

La Agencia Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, la NASA, informó que el lugar preciso de reingreso y la localización de los escombros del UARS “no ha sido determinada”. El satélite cayó a la Tierra alrededor de la medianoche del sábado 24 de septiembre de 2011.

Durante el reingreso a la atmósfera, el satélite pasó en su órbita “sobre la costa este de África, el océano Índico, siguiendo por el océano Pacífico, luego sobre el norte de Canadá, siguió por el el océano Atlántico y el extremo oeste de África. La mayoría de la trayectoria orbital era sobre la superficie de los océanos, y un tramo sobre el norte de Canadá y el extremo oeste de África”.

De acuerdo a reportes de prensa en Estados Unidos, la NASA trata de determinar si las imágenes capturadas en algunos videos grabados en la costa oeste de Estados Unidos, en particular en California, corresponde a partes del satélite al entrar a la atmósfera. Informes extraoficiales también indican que algunos restos habrían sido encontrados en la provincia canadiense de Alberta.

La historia del UARS

Seis años después de concluir “una producitva vida científica”, tal como lo describió la NASA, el “UARS se partió en pedazos al entrar a la atmósfera y la mayor parte del satélite se desintegró en la atmósfera”.

Los datos indican que “el satellite se despedazó y probablemente algunas partes hayan caído al océano Pacífico, alejado de la costa oeste de Estados Unidos. 26 componentes del satélite, con un peso total de algo más de 500 kilos, podría haber sobrevivido al durísimo reingreso a la atmósfera y podría haber llegado a la Tierra".

Sin embargo, la NASA no tiene información al respecto y tampoco "sobre lesiones o daños a la propiedad”, establece el último informe tras una conferencia de prensa ocurrida en la tarde de este sábado 24 de septiembre de 2011.

Según establece la NASA el Centro de Operaciones Espaciales Conjuntas de la base de la Fuerza Aérea, en Vandenberg, California (JFCC-Space), que trabaja a tiempo completo tratando de “detectar, identificar y seguir todos los objetivos fabricados por el hombre que orbitan la tierra, siguió los movimientos del UARS a través de las órbitas finales y facilitó la confirmación sobre el reingreso”, explicó la NASA.

“Extendemos nuestro aprecio al JFCC por el seguimiento del UARS, no solo en las últimas semanas, sino a través de sus 20 años en el espacio”, dijo el jefe de los científicos de la NASA para los residuos en órbita, Nick Johnson, en el Centro Espacial Johnson en Houston (JSpOC).

“Esto es por lo cual no es facil predecir el reingreso , porque las fuerzas naturales actúan sobre los satélites en las órbitas descentes”, dijo Johnson. Otras naciones que disponen de aeronaves en el espacio “también estuvieron siguiendo el descenso del satélite en las últimas dos horas “ antes del reingreso, “y todos los pronósticos fueron consistentes con los rangos estimados por el JSpOC”.

El UARS fue lanzado el 12, de septiembre de 1991, por la misión STS-48 llevada a cabo por el Trasbordador Espacial Discovery, y se convirtió en el primer satélite multi-instrumental para observar numerosos componentes de la atmósfera, para una mejor comprensión de la fotoquímica.

También el UARS marcó el inicio de la más larga recolección de datos continua de componentes químicos de la atmósfera, y ofreció información crítica sobre la cantidad de luz del sol que ingresa a la atmósfera, tanto los rayos ultravioletas como los de longitud de onda visible, que se extendió hasta 2005.

La NASA establece finalmente que debido a que los componentes del satélite que pudieran haber sobrevivido, habrían caído en una zona ubicada entre los 57º de latitud norte y 57º de latitud sur, es “imposible señalar exactamente donde los escombros habrían caído”, pero la NASA estima que “rastros podrían encontrarse en un área de 800 kilómetros de extensión”.

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