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Pablo Milanés: aplausos y rechazos


El coliseo American Airlines Arena de Miami fue acondicionado para un recital relativamente reducido con menos de seis mil espectadores.
El coliseo American Airlines Arena de Miami fue acondicionado para un recital relativamente reducido con menos de seis mil espectadores.

El cantautor cubano Pablo Milanés dio su primer concierto en Miami y a pesar de la controversia que suscitó , se desarrolló con normalidad y con el apoyo de un público seguidor de la trayectoria del músico.

“Valió la pena ir al concierto”, dijo Elvira Salazar de nacionalidad colombiana, quien pese a las críticas por la presencia de Pablo Milanés decidió pagar las entradas y disfrutar del espectáculo.

Como Salazar, miles de personas llegaron hasta el moderno coliseo del American Airlines Arena de Miami para escuchar temas como "Años", "Ámame como soy", "Nostalgias", "Yolanda" y "Éxodo", dedicada a los cubanos que viven en el exterior.

“No había una sola persona que no coreara las letras”, señaló Carlos Cervantes, quien dijo a la Voz de América que no se trata de un concierto “político” sino “artístico”.

“Todos cantamos ‘Yolanda”, ¿quién no se sabe la letra de ‘Yolanda’?. Nos divertimos, cantamos, algunos lloraron, fue un acercamiento entre el exilio y la nostalgia”, dice Cervantes.

El concierto transcurrió de forma “tranquila” y sin incidentes dentro del coliseo, aunque afuera el escenario era otro donde lo acusaban de ser “vocero del régimen” de la isla.

Antes del concierto

Antes de aparecer en público, el concierto estuvo precedido por una enorme expectativa, en medio del cruzado fuego de opiniones de quienes lo aplauden y quienes lo critican.

Milanés ya se había presentado en Washington, pero donde su presentación había desatado una enconada polémica era en Miami, hogar de la mayor comunidad de exiliados cubanos en EE.UU. y adonde el cantautor acude a petición propia por primera vez en su larga carrera musical, que ya incluyó una gira por varias ciudades estadounidenses en 1992.

Como parte de la política impulsada por la Casa Blanca para promover los intercambios culturales entre EE.UU. y Cuba, ahora Milanés a Nueva York, Boston, Oakland y Los Angeles, en California, y en San Juan, Puerto Rico.

Una veintena de organizaciones de exiliados cubanos en la Florida trataron afanosamente de que se cancelara el concierto, y el sábado docenas de manifestantes expresaron su rechazo al cantautor, a quien califican de “vocero del régimen” de la isla.

La protesta tuvo lugar frente al coliseo, muy cerca de a la Torre de la Libertad, un simbólico edificio de la ciudad donde hace décadas fueron recibidos los primeros refugiados cubanos llegados a EE.UU. El día antes, casi una veintena de exiliados destruyeron discos de Milanés con una pequeña aplanadora.

Milanés, de 68 años y uno de los mejores trovadores cubanos del último medio siglo y cuyas canciones son conocidas mundialmente, dijo en Washington que las protestas para tratar de impedir su recital en Miami son “actitudes ya obsoletas” y llamó grupúsculos a quienes participan en ellas.

Aunque el cantautor se sigue declarando defensor del socialismo y se califica a sí mismo de “revolucionario crítico”, últimamente ha hecho declaraciones que pueden resultar incómodas para el gobierno cubano después de que en la Primavera Negra de 2003 se negó a firmar una carta respaldando la encarcelación de 75 disidentes y el fusilamiento de tres jóvenes negros que intentaron huir de la isla.

Hace poco en Uruguay, el afamado cantante declaró en velada crítica al régimen cubano que “las ideas se discuten, no se encarcelan”, y el viernes admitió a medios de prensa hispana de Florida haberle cantado a Fidel Castro en el pasado pero dijo: “ya no soy fidelista”.

En momentos en que arrecia nuevamente en la isla la represión de las autoridades contra las madres y familiares de presos políticos conocidas como las Damas de Blanco, Milanés afirmó que no tendría ningún inconveniente en dedicarles una canción.

En Cuba, donde no existe prensa libre y nada se había dicho hasta ahora de la gira, el periódico capitalino Trabajadores reprodujo partes de un despacho cablegráfico con las declaraciones en Washington del cantante y destacó que Milanés “cantará con todo el amor del mundo en EE.UU.” pero omitió todas sus afirmaciones aludiendo a la situación política en Cuba.

Luis Zúñiga, ex preso político, dijo que Milanés “debería tener el decoro personal de no venir a Miami, la ciudad donde vive una enorme cantidad de viudas, huérfanos y víctimas del régimen al que tanto (él) le cantó y defendió”, una opinión compartida por Caridad Viñas, ama de casa, quien señaló que el cantautor vivió siempre “muy cómodo en Cuba” y “no tiene nada qué hacer aquí”.

Sin embargo, Julio Rodríguez, otro exiliado cubano que lleva más de una década residiendo en Miami, elogió las recientes críticas hechas al gobierno de La Habana por Milanés a quien atribuyó una “actitud digna”, y dijo que “se gana más abriéndole las puertas que cerrándoselas, porque si queremos vivir en democracia no podemos ser intolerantes como ellos”, señaló.

Otras voces desde dentro de la isla han visto con buenos ojos el concierto en Miami de Millanés, como el disidente Oscar Espinosa Chepe, quien declaró que no tiene explicación “arremeter contra una persona que hoy rectifica –como la mayoría de los cubanos ayer engañados—y llama al cambio, ubicándose junto al pueblo”.

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