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Melania Trump busca ser una primera dama tradicional


Melania es extremadamente cuidadosa a la hora de hablar sobre su vida matrimonial con Trump, a quien conoció en una fiesta de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998.
Melania es extremadamente cuidadosa a la hora de hablar sobre su vida matrimonial con Trump, a quien conoció en una fiesta de la Semana de la Moda de Nueva York en 1998.

Melania no sería la primera exmodelo en la Casa Blanca, porque Pat Nixon y Betty Ford también lo fueron, pero sí la primera en haber posado desnuda y la única tercera esposa de un presidente.

Melania Trump será la segunda primera dama nacida fuera de EE.UU. y una de las pocas exmodelos, pero sin embargo busca desempeñar el papel de la manera más tradicional posible.

De 46 años, Melania es discreta, siempre mantiene un tono sosegado y evita a toda costa verse involucrada en polémicas.

Durante la campaña de Donald Trump, con quien se casó hace once años, se mantuvo alejada cediéndole el protagonismo a Ivanka, hija del primer matrimonio del multimillonario y una de sus principales asesoras.

Solo estuvo en un mitin en la última semana de campaña, para pedir el voto de las mujeres en el estado decisivo de Pensilvania.

Melania se ha presentado en las escasas entrevistas que ha concedido como una mujer devota de su familia y que mantendría un papel muy tradicional.

Su "causa" serían "los más necesitados, sobre todo las mujeres y los niños", pero reservaría tiempo para dedicarse al único hijo del matrimonio, Barron, de diez años, y a apoyar a su esposo.

Para muchos es una paradoja que Trump, un candidato que ha escandalizado fuera y dentro del país con su retórica xenófoba y ultranacionalista, pueda llevar a la Casa Blanca a la única primera dama nacida fuera de EE.UU., desde la esposa del expresidente John Quincy Adams (1825-1829), que era británica.

Melania Knauss creció en un modesto apartamento de un pueblo cercano a Sevnica en Eslovenia, que entonces formaba parte de la República Federativa Socialista de Yugoslavia, disuelta en 1992 con la Guerra de los Balcanes.

Tras comenzar su carrera de modelo en Milán y París, se mudó a Nueva York en 1996. Cinco años más tarde obtuvo la residencia permanente y en 2006 se naturalizó estadounidense.

Ese es un momento de su vida que recordó, entre una gran ovación, en su discurso de la Convención Republicana de Cleveland.

No se extendió sobre sus orígenes como inmigrante, pero sí recalcó los valores de esfuerzo y honestidad que le inculcaron sus padres.

En otras ocasiones, cuando se le ha preguntado qué opina de los comentarios de su marido sobre los inmigrantes, ha subrayado siempre la diferencia con quienes llegan a Estados Unidos de manera irregular: ella siguió "las reglas", respetó "la ley".

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