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Una ley y 50 años de Paz


El voluntarios del Cuerpo de Paz. Ralph Bernstein, de 84 años con estudiantes de la región de Tamale en Ghana en 2008.
El voluntarios del Cuerpo de Paz. Ralph Bernstein, de 84 años con estudiantes de la región de Tamale en Ghana en 2008.

La decisión del presidente Kennedy al establecer el Cuerpo de Paz apuntaba además a promover la paz y la amistad entre Estados Unidos y otros países.

Hace medio siglo el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, establecía el Cuerpo de Paz, una institución que no solamente ha tenido un gran impacto global, sino también en la vida de los miles de voluntarios estadounidenses que a través de las decadas han prestado servicio en diferentes países.

La decisión de Kennedy de establecer el Cuerpo de Paz apuntaba además a promover la paz y la amistad entre Estados Unidos y otros países.

Medio siglo después, el presidente Barack Obama firmó una ley que lleva el nombre de una voluntaria del Cuerpo de Paz.

La llamada "Ley Kate Puzey de Protección de los Voluntarios del Cuerpo de Paz", fue efectivizada por la firma presidencial, en recuerdo de Kate Puzey, la voluntaria de 24 años y originaria de Cumming, que fuera asesinada en 2009 en Badjoude, Benin, poco después de denunciar a unj colega por supuestamente abusar de las niñas que estaban a su cuidado en la nación del África Occidental.

La nueva ley esta destinada a proveer mejor seguridad y protección a los voluntarios y fue promovida por el senador republicano por Georgia, Johnny Isakson, miembro de alto rango del subcomité de Asuntos para África del Comité de Relaciones Exteriores del Comité de Relaciones, junto a la senadora demócrata por California, Barbara Boxer en julio de 2011.

200.000 voluntarios

Desde la creación del Cuerpo de Paz, más de 200.000 voluntarios han prestado servicios como trabajadores de salud pública, profesores y asesores técnicos en muchos países, destaca un informe preparado por Deborah Block de la Voz de América.

“El hecho de que esten dispuesto a hacer eso por el país y en un sentido más amplio, como el nombre lo sugiere, por la causa de la paz y el mejor entendimiento, es que creo que debería enorguellecer a todos los estadounidenses y permitirnos estar orgullosos de ellos", dijo entonces el presidente Kennedy.

Los voluntarios eran sobre todo estudiantes universitarios idealistas de unos 20 años, sin embargo, hay otros casos. Barbara Joe, se unió al Cuerpo de Paz a los 62 años de edad.

"Siempre tuve en mente, desde 1961, el hecho de que me gustaría unirme al Cuerpo de Paz en algún momento. Tuvismos hijos, nos mudamos, me divorcié, perdí un hijo, un hijo adoptado y finalmente me dije: bueno, voy a hacerlo y mejor aún si lo hago ahora".

Once años atrás, Barbara Joe viajó a Honduras donde se unió como voluntaria en el área de salud. La experiencia la ayudó a superar los difíciles momentos por lo que había atravesado en su vida personal."Me di cuenta que podía ayudar a unos padres hondureños cuyo hijo había muerto", recuerda.

También Barbara Joe reconoce que pese a que el trabajo en Honduras fue todo un desafío, pero la experiencia fue tan enriquecedora que decidió trabajar como voluntaria un segundo año.

Posteriormente, escribió un libro sobre sus experiencias llamado "Esperanza y Triunfo" ("Hope and Triumph"), los nombres de los dos poblados hondureños donde trabajo.

En su libro destaca que solamente un 7% de los voluntarios del Cuerpo de Paz son mayores de 50 años y ella manifiesta su esperanza de más gente en esa franja de edad pueda sumarse.

"En un país en desarrollo, las personas mayores disfrutan de más respeto. Segundo, los mayores tienen experiencia de vida. No se deprimen, ni se quedan en casa enfermos, por lo menos en mi experiencia, y además, la mayoría de las veces tienen más conocimientos", afirma.

En la actualidad, Barbara Joe trabaja como traductora de español en Washington y ha regresado a Honduras casi cada año con un grupo que lleva suministros médicos y opera a niños de las poblaciones pobres.

A los 73 años Barbara Joe dice que quiere volver a ser voluntaria en cualquier lugar del mundo. "Si llegó a los 80 años, voy a retirarme de mi trabajo como interprete y me gustaría sumarme al Cuerpo de Paz por seis meses. Ellos tienen un programa, y si uno lo completa puede ir a prestar servicios por seis meses" explicó.

Típica voluntaria

En cambio, Emily Doerr, es más una voluntaria típica. Se integró al Cuerpo de Paz tras terminar la Universidad, hace cuatro años y estuvo en Mali y vivió en una villa donde aprendió el idioma local y enseñó a los habitantes sobre nutrición.

“Uno de los mayores impactos del Cuerpo de Paz en los voluntarios, es el hhecho de estar integrados a la comunidad, hablar su idioma y hasta vestirse como ellos, aunque claro, nunca terminamos de convertirnos realmente en un local, pero intentamos" acompañarlos en sus vidas, dice Doerr.

Tras su experiencia, Emily Doerr sostiene que pasó de ser idelaista a realista. "El desarrollo no es fácil, no ocurre de la noche a la mañana" reconoce.

Por otra parte, la experiencia con el Cuerpo de Paz la ha colocado en mejor posición para buscar un trabajo fuera de Estados Unidos al punto que en la actualidad ella trabaja para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

Barbara Joe y Emily Doerr coinciden también en un punto, ambas dicen que el Cuerpo de Paz cambio sus vidas y ellas esperan que cambie la vida de otros también.

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