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Juan Pablo II ya es beato


Numerosas personalidades asistieron al encuentro católico más relevante del año.
Numerosas personalidades asistieron al encuentro católico más relevante del año.

Banderas de Polonia y de multitud de lugares acompañaron la memoria de Juan Pablo II durante su beatificación.

Tras una noche de vigilia en varias ciudades de todo el mundo, los millones de peregrinos que acudieron a la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, se agolpaban para contemplar la ceremonia de beatificación del papa Juan Pablo II.

Aplausos, gritos, lágrimas y muchos sentimientos se mezclaron en el momento en el que se destapó una imagen enorme de Juan Pablo sonriendo al público.

Entre aplausos y saludos, Benedicto XVI se refirió a su antecesor como alguien que "restauró al cristianismo su verdadero rostro de religión de la esperanza", dijo durante la homilía que incluyó recuerdos personales del hombre al que aprendió a "venerar" durante casi un cuarto de siglo de colaboración.

Numerosas personalidades asistieron al encuentro católico más relevante del año. Entre ellas, se pudo ver la presencia de los príncipes herederos de España, Felipe y Letizia, junto con el premier italiano Silvio Berlusconi, el presidente mexicano Felipe Calderón, el ex presidente polaco Lech Walesa, así como el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, entre otros.

Grupos de jóvenes católicos agitaban banderas de Argentina, Polonia, Francia y Gran Bretaña, mientras un grupo de monjas sentadas en círculo tocaban guitarras y cantaban himnos, y algunos hombres alzaban a sus niños sobre sus hombros para que pudieran ver sobre las cabezas de la multitud.

Hablando en latín, Benedicto declaró a Juan Pablo "beato" poco después del inicio de la misa, en una repleta Plaza de San Pedro, como no se veía hace años, lo que hizo recordar al funeral de Juan Pablo en 2005, cuando unas 3 millones de personas le rindieron homenaje.

"Ya entonces percibimos el aroma de su santidad", dijo el pontífice para explicar la "razonable prisa" con que se honró a Juan Pablo. "Reclamó correctamente para el cristianismo el impulso de la esperanza de que alguna manera flaqueó ante el marxismo y la ideología del progreso", añadió.

Más de un millón de personas asistió a la misa de casi tres horas, tras la que Benedicto oró frente al ataúd de Juan Pablo dentro de la Basílica de San Pedro, que permanecería abierto durante la noche y todo el tiempo necesario para que pasen las multitudes de fieles.

Unos 5.000 agentes de la policía custodiaron la ceremonia, amparados por lanchas policiales y helicópteros que buscaron garantizar la seguridad en todo el área.

La beatificación busca elevar la moral de una iglesia golpeada por la crisis de los abusos sexuales de menores, pero también ha provocado la indignación de los grupos defensores de las víctimas porque el escándalo se produjo durante el pontificado de 27 años de Juan Pablo.

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