Enlaces para accesibilidad

La feria de San Telmo


<!-- IMAGE -->

La feria de San Telmo, en Buenos Aires, está en el radar de los turistas, que llegan allí en búsqueda de productos típicos porteños como camperas de cuero, mates y pósters de Gardel.

Aún así, la feria no perdió su personalidad.

Entre los stands que venden los productos que apuntan al público extranjero, hay personajes excéntricos que dan cita todos los domingos para exhibir su arte y atraer miradas curiosas.

“A mí me ensenó a cantar Gardel. Se me apareció en los sueños y me dijo que yo tenía un don y que era el único que podía cumplir con su legado”, dijo Gardelito, un cantante de tango de 72 años que prefiere que sólo se lo llame por su nombre artístico.

Gardelito lleva consigo artículos de prensa que han escrito sobre él y tarjetas que le han dado embajadores y políticos.

Lea además: La feria más alocada del mundo

“Los turistas aseguran que soy Gardel”, dijo el cantante de tango. “Tengo un don”, repetía una y otra vez, ante los aplausos de algunos transeúntes que frenaron para escucharlo cantar “El día que me quieras”.

<!-- IMAGE -->

El tango suena en varios rincones de la feria. Uno de los puestos más concurridos vende discos de tango de fusión, como el tango electrónico, que según la vendedora es el que más atrae a los turistas.

El corazón de la feria de San Telmo es en la Plaza Dorrego.

Allí, entre las calles Defensa y Humberto 1°, se pueden encontrar antigüedades y varios cafés y restoranes que los domingos están atiborrados de gente.

<!-- IMAGE -->



Más allá de la plaza

En calles aledañas, más que antigüedades se ven artesanías: objetos de cuero, chapas con imágenes típicas de Buenos Aires, tablas de ajedrez cuyas piezas son muñequitos tangueros, suéteres y bufandas de alpaca y joyas hechas con piedras semipreciosas.

Algunos artesanos intentan diferenciarse del resto de la feria y crear su propio espacio en común.

“Esta no es la feria de San Telmo, es el Taller-Arte de la calle Pasaje San Lorenzo”, dijo Antonio Grillo, un orfebre de 56 años que instaló su puesto allí hace nueve años.

Según Grillo, los puestos que están en esa calle sólo venden artesanías y los artistas son elegidos a través de un “riguroso” reglamento interno que asegura que los productos sean de calidad.

Sin embargo, no mucha gente los conoce por su nombre. “No nos conocen ni los perros”, precisó Grillo, aunque turistas no les faltan, ya que los límites de la feria de San Telmo son difíciles de distinguir.

Pese a que con la crisis económica algunos feriantes como Grillo dicen que ven menos público extranjero, se pueden encontrar buenas ofertas en la feria.

En la calle, por ejemplo, había hombre que ofrecía en un cartel “abrazos gratis”.

Escribe desde Buenos Aires, Argentina, Federica Narancio para la Voz de América.

XS
SM
MD
LG