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Detenciones y desapariciones en China


Estados Unidos cuestionó la desaparición aparentemente forzosa de algunos activistas y abogados chinos.

Estados Unidos tiene una creciente preocupación por la aparente detención y desaparición forzosa de algunos de los más conocidos abogados y activistas chinos, muchos de los cuales desaparecieron desde mediados de febrero.

El entonces Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Públicos, P.J. Crowley, dijo que Teng Biao, Tang Jitian, Jiang Tianyong y Gu Chuan desaparecieron entre el 16 y el 19 de febrero de 2011.

Teng Biao es un conferencista en la Universidad de Política y Leyes en Beijing. Tang Jitian es un abogado radicado en la capital china, quien se mantuvo activo en la defensa de los derechos de personas infectadas con los virus del SIDA y la hepatitis B.

Jiang Tianyon es un maestro que se graduó de abogado debido a su interés por los derechos humanos y también defendió la libertad religiosa y a los activistas de los derechos humanos.

Estos y otros abogados han enfrentado el desafuero por trabajar esos casos sensibles, tal como la defensa de disidentes políticos, activistas de los derechos humanos y miembros de grupos minoritarios como los uighurs, los tibetanos y el movimiento Falun Gong. Teng, Jiang y Tang vieron sus licencias revocadas y no renovadas.

Gu Chuan es un escritor y editor de internet. También fue uno de los firmantes originales del llamado Estatuto 08, un manifiesto que pide reformas constitucionales en China.

Teng, Jiang Tang y Gu, así como otros activistas de derechos humanos, abogados y disidentes a través del país han sido detenidos o están desaparecidos.

La filial de la Voz de América en China informó que una organización no gubernamental documentó la detención de numerosos activistas de derechos humanos, después de recibir llamados a participar en protestas a mediados de febrero, en apoyo a los movimientos pro-democracia en el Medio Oriente.

Las autoridades se hicieron presentes en las residencias de por lo menos ocho activistas y abogados y procedieron a confiscar computadoras personales y de mesa, teléfonos celulares y libros.

Más de cien individuos reportaron que habían sido interrogados, amenazados y algunos de ellos vieron sus movimientos restringidos por la policía.

El entonces Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Públicos, P. J. Crowley afirmó que se había comunicado al gobierno de China la preocupación de Washington por el uso de castigos ilegales contra esos y otros activistas de derechos humanos.

Concluyó afirmando Crowley que Estados Unidos continúa instando a China a cumplir sus obligaciones internacionales sobre los derechos humanos, incluyendo las libertades de expresión, asociación y reunión.

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