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Reformas en Cuba preservan sistema político


Luego de décadas de prohibición los cubanos pueden comprar y vender automóviles de uso.
Luego de décadas de prohibición los cubanos pueden comprar y vender automóviles de uso.

Las autoridades cubanas han dejado en claro que los cambios económicos persiguen sostener el socialismo.

Ovidio Ulloa abre las verjas de hierro de su casa y deja entrar a un grupo de mujeres que han visto el letrero de “Se vende” colocado en una ventana de la vivienda.

Después, les muestra la sala, el patio bañado por el sol y la cocina, y les destaca que entre las cosas más preciadas de la casa están sus techos de alto puntal y sus pisos con lozas de colores.

Las mujeres no parecen impresionarse, pero eso no molesta en lo absoluto a Ulloa, quien ya ha recibido varias ofertas de compra por su casa en La Habana, y está ansioso por mudarse después de vivir 20 años en ella.

“Es demasiado grande para mí. Quiero reducirme, buscar un sitio más pequeño para mi hijo y para mí, y que me sobre dinero para vivir”, dice.

Ulloa puede hacerlo en virtud de una nueva ley aprobada el año pasado que les permite a los cubanos la venta de bienes inmuebles. Y ya existe un animado mercado de bienes raíces, lo mismo en la calle que en páginas web como cubisima.com y revolico.com.

Recientemente, el presidente Barack Obama fue blanco de críticas de parte de otros mandatarios en la Cumbre de las Américas, en Colombia, por insistir en la necesidad de reformas democráticas en Cuba antes de que EE.UU. levante el embargo de 50 años que pesa sobre la isla. En la actualidad, Cuba impulsa reformas económicas pero con la esperanza de preservar el status quo político.

El vicepresidente del Consejo de Ministros de Cuba, a cargo de las reformas, dijo a los reporteros que cubrían la reciente visita del papa Benedicto XVI a Cuba que el gobierno estaba actualizando el modelo económico cubano para hacer viable el socialismo.

Las vallas de anuncios en La Habana y Santiago de Cuba muestran a madres y triunfantes atletas sosteniendo la bandera nacional y proclamando: “Los cambios en Cuba son para más Socialismo”.

Otra de las casas en venta en la capital es una mansión de estilo neoclásico que al precio de $90.000 dólares sería una ganga en cualquier otra parte, aunque necesita arreglos. Sus dañadas columnas corintias están apuntaladas con maderos, y el repello se ha desprendido del techo dejando al descubierto las oxidadas vigas de acero.

Su dueño, Francisco Prats, dice que las reformas del presidente Raúl Castro son necesarias. “El mundo se desarrolla y esta sociedad es parte de ese mundo y también tiene que desarrollarse”, señala.

A lo largo y ancho de La Habana, calle tras calle de ruinosas estructuras arquitectónicas remontan al espectador a una vieja era de prosperidad. Igual sucede con los automóviles que ahora también se les permite vender a los particulares: Studebakers de los años 1950, y Cadillacs Fleetwoods y de Villes.

Desde que tomó el poder de manos de su hermano Fidel, Raúl Castro ha admitido la necesidad del cambio, según Philip Peters del grupo de investigación Lexington Institute, cerca de Washington DC. “Es una economía que no produce lo suficiente y el gobierno ha sido muy franco en decirlo”, señala.

Tras el desmantelamiento de la Unión Soviética, Cuba sufrió severas carestías y una crisis económica. Pero el sector agrícola fue reestructurado en los años 1990 y los mercados rebosan ahora de productos. En las calles, las reformas han hecho crecer el número de pequeños negociantes vendiendo helados, huevos y artesanías.

La Casa es sólo uno entre el creciente número de restaurantes conocidos como “paladares” que han venido estableciéndose desde la década de los 90. Su copropietaria, Silvia Cardoso, revela el secreto de su éxito cuando dice que éste se debe a “mucho trabajo y tratar de obtener productos de calidad aun cuando eso signifique menos ganancias”.
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