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Qué espera Cuba de los cambios


El presidente Raúl Castro dijo que busca actualizar el modelo socialista de la isla.
El presidente Raúl Castro dijo que busca actualizar el modelo socialista de la isla.

A poco de iniciarse en La Habana el VI Congreso del Partido Comunista, muchos cubanos siguen viendo el futuro con escepticismo.

El Partido Comunista de Cuba (PCC) se reúne en su VI Congreso a partir del sábado y hasta el día 19 de abril en medio de expectativas en la isla de que algunos reajustes económicos que desde hace meses ya viene aplicando el gobierno de Raúl Castro serían cruciales para el futuro del país.

Previamente, las autoridades llevaron a cabo en numerosas asambleas realizadas a lo largo de la isla el debate de los llamados Lineamientos de la Política Económica y Social, que contiene 291 puntos que se supone sean aprobados por los mil delegados al Congreso del PCC pero que en la práctica muchos de ellos ya se aplican con valor de ley.

Entre las “reformas” contenidas en el documento figura la del despido de más de un millón de trabajadores estatales (20 por ciento de la fuerza laboral) en los próximos años, un plan que en su primera etapa, para esta fecha, ya debía haber dejado a medio millón de personas sin empleo, pero cuya aplicación se ha dilatado por temor a una explosión social.

La intención, según han dicho las autoridades, es reducir el rol del estado en un país donde hasta hace muy poco la gestión privada había estado sumamente restringida y hasta prohibida en muchas actividades de la economía nacional. Pero salvo el formal reemplazo del convaleciente Fidel Castro por su hermano Raúl como primer secretario del PCC, no se prevén cambios polìticos.

Como parte de los reajustes se espera que en un plazo todavía impreciso se descentralice el aparato económico de la isla, concediendo mayor autonomía a unas 3.700 empresas estatales que controlan más del 90 por ciento de la economía nacional, y que se rompan algunas de las trabas que aún frenan la inversión extranjera.

Cuba todavía tiene alrededor del 40 por ciento de sus tierras cultivables ociosas, y el gobierno quiere apurar la entrega en usufructo de parcelas para que agricultores las hagan producir a su suerte. Desde 2008 se han entregado poco más de un millón de hectáreas, aunque hasta la fecha no se han visto resultados significativos.

Lo que más preocupa a los cubanos es de qué forma se concretará la supresión de subsidios y gratuidades anunciada por Castro, y los onerosos impuestos que tendrán que pagar quienes ejerzan alguna ocupación por cuenta propia, entre más de centenar y medio de oficios privados autorizados por el gobierno.

El presidente Castro ha dejado en claro que su gobierno no pretende instaurar el capitalismo en la isla sino “actualizar” el modelo socialista, y ha enfatizado que el estado no permitirá el “enriquecimiento” personal.

A pesar de que miles de cubanos se han aventurado a sacar licencias para trabajar por cuenta propia, apenas sin recursos y sólo con la esperanza de abrirse un futuro que hasta ahora les estuvo vedado, una buena parte de la población y muchos opositores en la isla son escépticos respecto a los resultados del Congreso.

Guillermo Fariñas, galardonado con el premio Sajarov 2010, dijo que hay mucha indiferencia por parte del pueblo cubano porque el gobierno cubano lleva 50 años haciendo promesas que no cumple.

El ex preso político del grupo de los 75 José Daniel Ferrer, miembro del Movimiento Cristiano Liberación, declaró que las personas se le acercan en la calle y le dicen “que no esperan nada, sino parches y paliativos, pero nada de los cambios necesarios”.

El economista independiente Oscar Espinosa Chepe opinó que el plan de reajustes económicos del gobierno tiene algunas medidas razonables pero en general son pocas, limitadas y tardías.

“No se van a resolver los problemas de Cuba, que en estos momentos son muy graves. La situación económica, política social es muy delicada”, dijo.

Según Espinosa, las medidas que se prevé implementar en la isla se quedan a medio camino, y ni siquiera se corresponden con la gravedad de la situación nacional admitida por el propio presidente Raúl Castro cuando dijo “o rectificamos o nos hundimos”.

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