Cada vez que Bill Dworsky, de 81 años, o su esposa Dorothy de 80 años, abren la nevera, cierran la puerta del baño o levantan la tapa de un botella de píldoras, diminutos sensores en su casa de San Francisco toman nota en un diario digital.
Phil, su hijo de 53 años, los chequea a diario en su teléfono inteligente. Si no hay actividad durante un tiempo determinado, Phil recibe una alerta a través de un correo electrónico automatizado.
Estos avances en sensores de bajo costo y redes inalámbricas están alimentando el auge de la llamada "casa inteligente", y varias empresas ya están considerando esta tecnología para otras cosas a parte de sistemas de seguridad para hogares y controles de temperatura.
Un ejemplo es la creación de productos para los Baby Boomers, que tratan de mantener un equilibrio entre el cuidado de sus padres ancianos y el respeto por su independencia.
Estos sistemas suelen utilizar componentes sencillos y de bajo costo como acelerómetros que detectan cuando un objeto se mueve.
Otros utilizan pequeños sensores de potencia que registran el uso de electricidad o circuitos de contacto los cuales indican cuando una puerta está abierta o cerrada.
Empresas como Lively, Evermind y BeClose cobran entre $50 y $300 dólares por unidad y entre $30 y $70 dólares al mes para el monitoreo inalámbrico.
Por su parte, la doctora Christine Ritchie, de la Universidad de California en San Francisco, sugiere que antes de instalar estos programas de monitoreo, se debe tener una conversación franca entre la familia sobre la privacidad y la cantidad de ayuda que necesitan.
Con información de la agencia de noticias AP