Aunque en el mundo occidental la luz eléctrica llega a la amplia mayoría de los hogares, existen muchos países en los que tener electricidad es un lujo. De hecho, muchos hogares viven en la más absoluta oscuridad.
El mecánico brasileño Alfredo Moser fabricó la que puede ser la solución de muchos de estos hogares pobres que no pueden tener acceso a la luz eléctrica.
Moser se dio cuenta de que haciendo un agujero en el techo de las casas e introduciendo una botella de plástico de dos litros y fijándola en el tejado, podía fabricar unas lámparas muy especiales.
Apodada "la bombilla de los pobres", este mecánico empezó a pensar cómo lograr luz en el interior de los edificios gracias a la refracción de la luz del sol sobre el agua.
En estas botellas introducidas a través del techo, Moser introdujo una mezcla de agua y de lejía. La luz que entra por la parte de la botella que queda en el exterior del techo se refracta en contacto con el líquido y sale por el lado del interior con muchísima más fuerza.
Esta iluminación, además de ser gratuita, es ecológica y alcanza, dependiendo de la intensidad del sol hasta 60 vatios de potencia.
El mecánico no se ha hecho rico por su gran invento, pero dice estar muy orgulloso porque ha ayudado a miles de hogares.
Algunas asociaciones ya se han hecho eco de la idea y la bombilla botella se ha extendido a 15 países como India, Bangladesh, Tanzania o Fiji.
Un detalle para tener en cuenta es que la bombilla únicamente funciona durante el día y su intensidad depende directamente de la luz del sol.
El mecánico brasileño Alfredo Moser fabricó la que puede ser la solución de muchos de estos hogares pobres que no pueden tener acceso a la luz eléctrica.
Moser se dio cuenta de que haciendo un agujero en el techo de las casas e introduciendo una botella de plástico de dos litros y fijándola en el tejado, podía fabricar unas lámparas muy especiales.
Apodada "la bombilla de los pobres", este mecánico empezó a pensar cómo lograr luz en el interior de los edificios gracias a la refracción de la luz del sol sobre el agua.
En estas botellas introducidas a través del techo, Moser introdujo una mezcla de agua y de lejía. La luz que entra por la parte de la botella que queda en el exterior del techo se refracta en contacto con el líquido y sale por el lado del interior con muchísima más fuerza.
Esta iluminación, además de ser gratuita, es ecológica y alcanza, dependiendo de la intensidad del sol hasta 60 vatios de potencia.
El mecánico no se ha hecho rico por su gran invento, pero dice estar muy orgulloso porque ha ayudado a miles de hogares.
Algunas asociaciones ya se han hecho eco de la idea y la bombilla botella se ha extendido a 15 países como India, Bangladesh, Tanzania o Fiji.
Un detalle para tener en cuenta es que la bombilla únicamente funciona durante el día y su intensidad depende directamente de la luz del sol.
