Últimos preparativos para la investidura de Obama

A una semana de la toma de posesión de Barack Obama, la ciudad de Washington se polarizó en dos grupos.

Por un lado están los turistas y residentes que dicen estar emocionados porque el 20 de enero se llevará a cabo un hecho histórico.

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Luego están los taxistas, que están aterrorizados con la idea de que tres millones de personas circularán por una ciudad cuyas calles principales estarán cortadas.

“Yo no iba a trabajar ese día porque va a ser una locura”, dijo a la Voz de América Jacqueline Hinton, una taxista que ni siquiera tiene pensado ir a la Alameda Nacional frente al Capitolio, desde donde se verá la ceremonia.

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“Dicen que en la Alameda va a haber un baño portátil por cada 30.000 personas. ¡Imagínate el olor que van a tener a las pocas horas de comenzar el evento!”

Pero a Hinton se le ocurrió una idea para trabajar en paz. “Voy a alquilar una limousine porque creo que así me dejarán tener acceso privilegiado a las calles que estén cortadas”.

Un circo frente a la Casa Blanca

La conversación con Hinton se dio en Pennsylvania Avenue 1700, a una cuadra de la Casa Blanca.

Allí el ánimo de la gente era otro.

“¡Obama! ¡Obama! ¡Obama!” coreaba un grupo de 50 jóvenes argentinos que estaban de visita en Washington y se sacaban una foto frente a la Casa Blanca.

“A mí me gustaría estar acá para la inauguración porque es algo histórico, pero no sé si voy a poder”, dijo Alan Saal. Su amigo, Ariel Wiznia, lo interrumpió: “¡Yo creo que sí voy a estar acá, yo creo que sí!”

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Personas con cámaras y celulares sacaban fotos de una tarima que fue armada frente a la Casa Blanca, donde hablará Barack Obama tras tomar su juramento en el Capitolio.

El único que parecía ajeno a la alegría de la gente – además de los taxistas – era un señor que caminaba tambaleante con una caja de cartón en la cabeza.

“¿Y quién arrestará a Bush”?, leía la caja.

Él es Rick Hohensee, un manifestante que desde hace tres años va cuatro días a la semana frente a la Casa Blanca a protestar contra el presidente George W. Bush.

Cuando Obama sea el nuevo residente de la Casa Blanca él seguirá yendo, aseguró.

“Las cosas no van a ser distintas”, dijo Hohensee. “A Obama le puse de apodo ‘60 centavos’, porque no es suficiente cambio como para comprarte una hamburguesa”.