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Industria de la seguridad en auge


Tras los atentados del 11 de septiembre, los estadounidenses sintieron algo que nunca habían sentido: miedo. Pese a ser una superpotencia mundial, su país no era un lugar seguro.

Otros países cayeron en la cuenta de que si eso ocurrió en los Estados Unidos, ellos eran aún más vulnerables a una amenaza terrorista.

Con Estados Unidos a la cabecera, otros países como China, India, Arabia Saudita, Egipto y Alemania invirtieron cifras millonarias en el desarrollo de su seguridad nacional y generaron una industria mundial muy lucrativa.

Entre el 2000 y el 2008, la industria de productos y servicios destinados a la seguridad nacional creció un 600 por ciento en todo el mundo, según Dan Inbar, presidente de Homeland Security Research, una firma con base en Washington que estudia el mercado de la industria de la seguridad nacional.

En los próximos 10 años, la industria de la seguridad nacional seguirá creciendo en el mundo a una taza anual del ocho por ciento, Inbar dijo a Voz de América.

Esta industria, según Inbar, comprende dos aspectos: por un lado están los productos y servicios que protegen a los ciudadanos y por el otro los productos que protegen y equipan a las fuerzas militares en el territorio nacional.

Al contrario de lo que uno imagina, Estados Unidos no es el país que más atención le prestó a la seguridad nacional. Según Inbar, el gobierno de George W. Bush prefirió ir tras el enemigo y desarticular a los grupos terroristas en sus países de origen antes que esperar a que ataquen a los Estados Unidos.

"El 80 por ciento de los recursos del gobierno estadounidenses fueron invertidos en la guerra global contra el terror y en Irak y Afganistán. Son unos U$S 2.5 trillones", dijo Inbar. "Por otra parte, el gobierno invirtió bastante menos en la seguridad interna de los Estados Unidos, unos U$S 450 billones".

Sin embargo, Inbar dijo que las proyecciones a futuro indican que el gobierno estadounidense seguirá la tendencia de otros países e invertirá más en su seguridad nacional.

En cambio la industria de defensa exterior –empleada principalmente en Irak y Afganistán– llegó a su pique y no se espera que siga creciendo.


Hay cifras del gobierno estadounidense que demuestran que en los próximos años se le prestará más atención a la defensa interna del país.

Del 2005 al 2008, los gastos en la seguridad nacional subieron de unos U$S 44 billones a U$S 48.4 billones, según el sitio Web Militarybudget.info, que monitorea los gastos militares y de defensa del gobierno. Para el 2009 se estima que el gasto del gobierno será de U$S 50.7 billones, un aumento del 6.8 por ciento con respecto al 2008.

Una industria en crecimiento

Siete años después de los atentados, la industria de los servicios relacionados a la seguridad nacional esta más sofisticada y diversa que nunca.

Antes se le prestaba más atención a la seguridad en los aeropuertos. Hoy hay compañías brindan una variedad de servicios al gobierno y a privados, tal como entrenamiento de fuerzas locales, desarrollo de tecnologías de la información, asesoramiento y consultoría, seguridad en el lugar de trabajo y cyber seguridad.

Un estudio de Homeland Security Research prevé que hay diez sectores de la industria de la seguridad nacional que crecerán entre un 60 y un 400 por ciento entre el 2007 y el 2011. Estos sectores incluyen, por ejemplo, el de la bioquímica y la de los portales de detección radiológica.

Según Inbar, las empresas que proveen servicios relacionados a la seguridad no sólo les venden al gobierno sino también a clientes privados, tales como industrias petroquímicas, empresas tecnológicas y los bancos y empresas financieras que quieren sentirse más seguros.

El estudio de Homeland Security Research prevé que entre el 2007 y el 2011, el sector privado consumirá U$S 28.5 billones en productos y servicios de seguridad nacional.

¿Mucha tecnología y pocas soluciones?

Adam Isacson, director de programas para el Centro para Políticas Internacionales, dijo que la industria vive su mejor momento pero que quizá se le pone demasiado énfasis a la tecnología y no a otros aspectos vitales para mantener la seguridad de un país.

"Algo interesante es que en países como Israel no se apoyan tanto en tanta tecnología y tantas cosas caras, entrevistan a cada pasajero cara a cara buscando cualquier señal de nerviosismo o mentira, para entonces dejarles subir al avión", dijo.

"Nosotros en vez de eso tenemos personal equipado y entrenado para no mirarnos la cara, casi ni siquiera hablar con nosotros, solo pasarnos por un escáner. Creo que hay demasiada confianza en la tecnología".

Andrew Selee, director del Instituto México del centro Woodrow Wilson, también consideró que quizá se vierten demasiado recursos en la tecnología y no tanto en soluciones a los problemas de fondo.

"Hay todo un negocio detrás de la seguridad, y en algunos aspectos eso es bueno", dijo.

"Pero se ha desviado la atención a buscar soluciones más profundas como los problemas que hay en la frontera. Hemos tratado de cerrar la frontera y hacer una línea más dura, en vez de pensar cómo nos diferenciamos de los flujos que son no letales, que son migrantes, y los letales, que son las drogas y las armas".


Escribe Federica Narancio, Voz de América.

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