Delegados de más de 100 países que buscan un tratado para prohibir las bombas de racimo inauguraron una conferencia de 12 días en Dublín, la capital irlandesa.
En un mensaje en video, este lunes, el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, elogió los esfuerzos diplomáticos.
Las municiones de racimo, que pueden ser usadas en artillería o arrojadas desde un avión, esparcen cientos de pequeñas bombas sobre una amplia área.
Los críticos dicen que los explosivos dispersos rutinariamente no detonan hasta meses o aún años más tarde, a menudo cuando se pisa sobre ellas o niños las usan como juguetes.
Tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU con poder de veto se oponen a la prohibición.
Estados Unidos, Rusia y China, junto con Israel, manufacturan y almacenan bombas de racimo y no están representados en las conversaciones de Dublín.