Los principales funcionarios estadounidenses en Irak criticaron enérgicamente los ataques con coches bomba del miércoles en la ciudad de Amarah, predominantemente chiíta, en que murieron por lo menos 40 personas y otras 125 quedaron heridas.
En una declaración conjunta, este jueves, el embajador Ryan Crocker y el comandante de las fuerzas estadounidenses en Irak, general David Petraeus, también prometió trabajar estrechamente con las autoridades iraquíes, para ayudar a llevar a los atacantes ante la justicia.
Nadie se ha atribuido responsabilidad en los tres ataques con bomba, contra un garaje, un mercado y una estación de policía local.
Muchos de los muertos eran peatones que se habían reunido en el sitio de la primera explosión.
Las áreas de mayoría chiíta, en el sur de Irak, no han sido objeto de grandes ataques.
Pero los enfrentamientos entre facciones chiítas rivales en la región se ha intensificado, en momentos que las fuerzas británicas entregan las responsabilidades de seguridad a las autoridades iraquíes.