Texas, en el suroeste de Estados Unidos, ha llevado a cabo la ejecución número 400 desde que se reinstaló la pena de muerte en 1982.
Johnny Ray Conner fue ejecutado por inyección letal el miércoles.
El hombre de 32 años de edad fue condenado en 1999 por disparar contra el dueño de una pequeña tienda en Houston, durante un intento de asalto.
En su última declaración a los testigos, Conner pidió disculpas por sus acciones, pero denunció que su ejecución era injusta.
Conner fue el vigésimo primer condenado en Texas en ser ejecutado este año. Ese estado encabeza la lista en Estados Unidos de llevar a cabo la pena de muerte.
La Unión Europea instó al gobernador de Texas, Rick Perry, a que prohíba todas las ejecuciones, antes de la muerte de Conner.
Pero un portavoz del gobernador expresó que es “justo y apropiado castigar los más horribles crímenes cometidos contra nuestros ciudadanos”.