Cincuenta y ocho familias surcoreanas aceptaron mudarse de sus casas para ceder el espacio a la expansión de una base militar de Estados Unidos.
Los residentes de varias aldeas en torno a la ciudad de Pyeongtaek, 70 kilómetros al sur de Seúl, la capital, prometieron finalizar la evacuación para el 31 de marzo, a cambio de compensación financiera.
Los habitantes de la zona representan el último grupo que se negaba a abandonar sus viviendas, para dar más espacio a la base.
En mayo pasado, el proyecto de reubicación causó enfrentamientos en los que manifestantes y agentes del orden resultaron heridos.