El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, inauguró este martes su última sesión de la Asamblea General y ofreció una dura evaluación del estado del mundo.
Mientras sus diez años en el cargo llegan a su fin, Annan aprovechó el primer día de la sexagésimo primera asamblea para expresar preocupación acerca de la pobreza, las enfermedades, la guerra y el terrorismo.
Y dijo que las continuas hostilidades en el conflicto árabe-israelí amenazan la credibilidad de la ONU.
Cuando el presidente de Estados Unidos y otros gobernantes mundiales se dirigieron a la Asamblea, hablaron de las aspiraciones nucleares de Irán y de otros desafíos globales.
El presidente Bush instó a los musulmanes en el Medio Oriente a ignorar lo que llamó “propaganda y teorías conspiratorias” que, afirmó, están envenenando su opinión de los Estados Unidos.
El mandatario norteamericano también apeló al pueblo iraní.
Bush dijo que los gobernantes iraníes están usando los recursos de la nación para financiar el terrorismo y tratar de conseguir armas nucleares.
Posteriormente, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, reafirmó el derecho de su país a procesar uranio.