Saddam Hussein testificó por primera vez en su juicio por asesinato, desatando un acalorado intercambio de palabras con el juez, quien poco después pidió la salida de los periodistas de la sala.
Cerca de dos horas más tarde, el magistrado anunció la suspensión del juicio hasta el cinco de abril.
En la parte más sobresaliente del testimonio de Saddam, éste calificó al tribunal de una “comedia” en insistió en que sigue siendo presidente.
Sin embargo, el juez le recordó que ahora es un acusado de asesinato, y le dijo que dejara de hacer discursos políticos. La corte fue entonces cerrada al público.
La comparecencia de Saddam ocurre dos semanas después que el exgobernante iraquí admitiera haber dado órdenes que condujeron a la muerte de 148 hombres chiítas en la aldea iraquí de Dujail en 1982.
Añadió que las órdenes eran legales, y que un juez había encontrado que todos los ejecutados eran culpables por el fracasado asesinato contra su persona.
Saddam y sus siete co-acusados se enfrentan a muerte en la horca si son hallados culpables de los asesinatos.