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América Latina: ¿adónde van las inversiones?


La nacionalización de firmas privadas ha sido un recurso político “populista” de primera mano para el presidente Hugo Chávez.
La nacionalización de firmas privadas ha sido un recurso político “populista” de primera mano para el presidente Hugo Chávez.

El flujo de capital extranjero hacia la región creció notablemente el año pasado excepto en los países con gobiernos que buscan otra vez estatizar la economía.

El fenómeno no es nuevo. En el pasado reciente ya tuvo consecuencias directas en el crecimiento económico -- para bien o para mal-- de cada uno de los países de América Latina. Y ahora ha vuelto a resurgir, con la división entre los gobiernos que apoyan y estimulan la iniciativa privada y los que han emprendido el camino de regreso a la estatización.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la inversión de capital extranjero insuflado a la región creció 31 por ciento el año pasado. Pero notoriamente lo hizo en mucha más proporción en las economías emergentes más abiertas a la iniciativa privada y que brindan mayor seguridad jurídica a los inversionistas.

En ese caso figuraron de manera destacada Brasil, como receptora del 43 por ciento del grueso de capitales ($66.660 millones de dólares), seguida por México, con 13 por ciento ($19.440 millones), Chile, 11 por ciento ($17.299 millones), y Colombia, 9 por ciento ($13.234 millones). Perú subió al quinto lugar, con $7.659 millones.

Al otro extremo, en la parte más baja de la escala, figuraron dos países que en los últimos años han enarbolado como divisa económica una política de expropiación de empresas: Venezuela, que sólo fue receptora del 3,5 por ciento de las inversiones extranjeras, y Bolivia y Ecuador, con menos del uno por ciento.

Argentina también ha quedado relegada a la porción más desventajosa de la ecuación después de que en 2008 nacionalizó Aerolíneas Argentinas, los fondos de pensiones, y con la más reciente expropiación de la petrolera YPF, una filial de la española Repsol, ha empezado a ser vista por los inversionistas como un país con seguridad jurídica cuestionable para el capital extranjero.

El problema básico, tal y como se ve desde afuera, es que mientras Chile, Brasil, Colombia, México y Perú hacen esfuerzos por atraer la inversión extranjera, en Venezuela, Bolivia, Argentina y también en Ecuador sucede todo lo contrario. La tendencia ha sido la nacionalización de empresas en sectores importantes.

La consecuencia más ostensible como resultado de las nacionalizaciones, detrás de las cuales expertos políticos ven una gran dosis de “populismo”, países como Venezuela y Bolivia se han visto en poco o nada favorecidos por el aumento, por segundo año consecutivo, de la inversión extranjera directa en la región, que en 2011 ascendió a $153.448 millones de dólares.

También mientras en el resto de los países latinoamericanos la prima de riesgo es inferior a los 200 puntos, en Venezuela, llega a ser de 992 puntos, en Argentina 965, y en Ecuador 808, un reflejo directo de las inseguridades que ofrecen esas naciones a los inversionistas extranjeros no sólo como resultado de las expropiaciones sino también de la elevación de impuestos y otras medidas punitivas contra el capital privado.

La conclusión de la CEPAL, según la secretaria ejecutiva del organismo, Alicia Bárcena, es que “el coeficiente de inversión es insuficiente en América Latina y el Caribe para sostener altas tasas de crecimiento”. De hecho, la formación bruta de capital fijo en la región sólo representa cerca de 20 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que en algunos países de la zona Asia-Pacífico alcanza el 40 por ciento.
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