El ex-arzobispo de la Iglesia Católica en Washington DC, cardenal James Hickey falleció después de una larga enfermedad a los 84 años de edad.
El Papa destinó a Hickey para dirigir la arquidiócesis de Washington en 1980, cargo que desempeñó por veinte años.
Durante el período que estuvo en Washington y antes como obispo en Cleveland, Ohio, el cardenal Hickey fue uno de los principales defensores de la igualdad racial y los derechos para los pobres y los desamparados.
El prelado también protestó contra la ayuda militar de Estados Unidos a El Salvador, donde el arzobispo Oscar Romero fue asesinado en 1980.